Gonso061
e-mergencista experimentado
"Infartos letales a los 30
La generación que comenzó a consumir coca en los 80 y 90 sufre ahora sus consecuencias.
LARA COTERA. Zaragoza | Subida al éxtasis y bajada a los infiernos. En muchos casos, hasta las mismas puertas de la muerte. La coca pasa factura, y meterse una raya, aunque sea de vez en cuando, mata. Desde hace tiempo, los hospitales aragoneses han comenzado a recibir pacientes jóvenes, de 30 a 35 años, con infartos de corazón y cerebrales. Muchos de ellos tienen algo en común: son asiduos al polvo blanco. "De hecho, el consumo de esta sustancia se ha convertido en una dato epidemiológico más", corrobora Emilia Civeira, del servicio de Medicina Intensiva y UCI del Hospital Clínico Universitario.
La coca, la droga de los "snobs" y los ejecutivos agresivos, y cada vez la de más adolescentes, somete al corazón y al cerebro a un estrés que los daña gravemente. Los que piensan que no deja secuelas se equivocan, y la generación entre la que se comenzó a generalizar su consumo comienza a engrosar las estadísticas de las unidades de cuidados intensivos.
La explicación es objetiva, y tiene tanto que ver con la química como con el organismo. El polvo blanco provoca espasmos en las arterias coronarias, que al cerrarse no llevan oxígeno al corazón y pueden desencadenar una isquemia (disminución del riego sanguíneo) o un infarto. Las arritmias son otras consecuencias.
Graves son también las repercusiones en el cerebro, en el que se pueden producir hemorragias e infartos, por no hablar de paranoias, alucinaciones, falta de memoria, cambios en el comportamiento o depresión profunda.
"Deteriora más que la heroína"
Perdido el sentimiento de riesgo hacia esta droga por parte de la población, los profesionales no pueden más que lanzar un mensaje alarmante, pero no desproporcionado. "La cocaína mata y deteriora más que la heroína, y además tenemos menos armas para luchar contra ella cuando llega la sobredosis", destaca Civeira.
Mientras para el caballo existe una suerte de antídoto, la "analoxona", no hay más forma de luchar contra el polvo blanco que el tratamiento de los síntomas. Preocupante es la extrema juventud de los que llegan a la UCI por este motivo. Sobre todo, porque mientras en el resto de paros cardíacos es un trombo el que bloquea la arteria interrumpiendo el riego, en estos casos es el propio conducto el que se tapona solo, y poco se puede hacer para abrirlo cuando no hay nada que desbloquear.
"Hemos tenido gente joven en la UCI que ha salido de ésta y ha quedado regular. Otros han fallecido. La pena es que es gente que no tiene otros factores de riesgo, como colesterol o diabetes, pero que se exponen al infarto", destaca Civeira.
Además, informa de que el infarto o la hemorragia no se producen siempre después de la sobredosis, sino que el efecto de esta droga sobre el organismo es tal, que pueden darse aunque el paciente no tenga valores muy altos de la sustancia en ese momento.
El problema del policonsumo
Ana Ferrer, responsable del servicio de Toxicología del Clínico, colabora estrechamente con las UCI, analizando las muestras de los pacientes que llegan, y observando qué compuestos pueden haber provocado el colapso.
La cocaína es una vieja compañera de viaje del ser humano, y una de las sustancias que más trabajo le da a Ferrer. "El coainómano ya se describió en 1890", recuerda esta especialista. En una publicación inglesa, una doctora aseguraba tener un paciente adicto a la cocaína. En aquel momento, esta sustancia era utilizada como anestesia, y su función terapéutica la llevó a ser uno de los ingredientes de la Coca-Cola, de la que después se retiró.
"Es imposible mantener la coca fuera de su alcance, su estado de salud está muy deteriorado, muestra gran nerviosismo y una extrema delgadez", describía en el siglo XIX la doctora.
Ahora, muchas analíticas muestran que la coca ha vuelto a generalizarse, y que además su consumo va acompañado habitualmente del de otras sustancias. Ferrer advierte de que el policonsumo (ingesta simultánea de diferentes sustancias) acrecienta los riesgos para quien lo practica. Sin embargo, los fines de semana, en los que alcohol, marihuana y pastillas o coca forman parte de un cóctel más que peligroso, han convertido el policonsumo en una realidad. "Así que ya veremos lo que pasa, porque esto no ha hecho más que empezar", dice Ferrer.
Las anfetaminas son ya por sí solas otro motivo de seria preocupación. "Empezamos a encontrarnos en España con casos de chavales que toman pastillas y que mueren sin haber ingerido dosis altas, con una sola, por ejemplo", dice. Y esto enfrenta a la sociedad a una de las facetas más crueles del consumo de las nuevas drogas. No es necesario ser ningún yonqui para tentar a la muerte, basta con probar."
Fuente: www.heraldoc.om
La generación que comenzó a consumir coca en los 80 y 90 sufre ahora sus consecuencias.
LARA COTERA. Zaragoza | Subida al éxtasis y bajada a los infiernos. En muchos casos, hasta las mismas puertas de la muerte. La coca pasa factura, y meterse una raya, aunque sea de vez en cuando, mata. Desde hace tiempo, los hospitales aragoneses han comenzado a recibir pacientes jóvenes, de 30 a 35 años, con infartos de corazón y cerebrales. Muchos de ellos tienen algo en común: son asiduos al polvo blanco. "De hecho, el consumo de esta sustancia se ha convertido en una dato epidemiológico más", corrobora Emilia Civeira, del servicio de Medicina Intensiva y UCI del Hospital Clínico Universitario.
La coca, la droga de los "snobs" y los ejecutivos agresivos, y cada vez la de más adolescentes, somete al corazón y al cerebro a un estrés que los daña gravemente. Los que piensan que no deja secuelas se equivocan, y la generación entre la que se comenzó a generalizar su consumo comienza a engrosar las estadísticas de las unidades de cuidados intensivos.
La explicación es objetiva, y tiene tanto que ver con la química como con el organismo. El polvo blanco provoca espasmos en las arterias coronarias, que al cerrarse no llevan oxígeno al corazón y pueden desencadenar una isquemia (disminución del riego sanguíneo) o un infarto. Las arritmias son otras consecuencias.
Graves son también las repercusiones en el cerebro, en el que se pueden producir hemorragias e infartos, por no hablar de paranoias, alucinaciones, falta de memoria, cambios en el comportamiento o depresión profunda.
"Deteriora más que la heroína"
Perdido el sentimiento de riesgo hacia esta droga por parte de la población, los profesionales no pueden más que lanzar un mensaje alarmante, pero no desproporcionado. "La cocaína mata y deteriora más que la heroína, y además tenemos menos armas para luchar contra ella cuando llega la sobredosis", destaca Civeira.
Mientras para el caballo existe una suerte de antídoto, la "analoxona", no hay más forma de luchar contra el polvo blanco que el tratamiento de los síntomas. Preocupante es la extrema juventud de los que llegan a la UCI por este motivo. Sobre todo, porque mientras en el resto de paros cardíacos es un trombo el que bloquea la arteria interrumpiendo el riego, en estos casos es el propio conducto el que se tapona solo, y poco se puede hacer para abrirlo cuando no hay nada que desbloquear.
"Hemos tenido gente joven en la UCI que ha salido de ésta y ha quedado regular. Otros han fallecido. La pena es que es gente que no tiene otros factores de riesgo, como colesterol o diabetes, pero que se exponen al infarto", destaca Civeira.
Además, informa de que el infarto o la hemorragia no se producen siempre después de la sobredosis, sino que el efecto de esta droga sobre el organismo es tal, que pueden darse aunque el paciente no tenga valores muy altos de la sustancia en ese momento.
El problema del policonsumo
Ana Ferrer, responsable del servicio de Toxicología del Clínico, colabora estrechamente con las UCI, analizando las muestras de los pacientes que llegan, y observando qué compuestos pueden haber provocado el colapso.
La cocaína es una vieja compañera de viaje del ser humano, y una de las sustancias que más trabajo le da a Ferrer. "El coainómano ya se describió en 1890", recuerda esta especialista. En una publicación inglesa, una doctora aseguraba tener un paciente adicto a la cocaína. En aquel momento, esta sustancia era utilizada como anestesia, y su función terapéutica la llevó a ser uno de los ingredientes de la Coca-Cola, de la que después se retiró.
"Es imposible mantener la coca fuera de su alcance, su estado de salud está muy deteriorado, muestra gran nerviosismo y una extrema delgadez", describía en el siglo XIX la doctora.
Ahora, muchas analíticas muestran que la coca ha vuelto a generalizarse, y que además su consumo va acompañado habitualmente del de otras sustancias. Ferrer advierte de que el policonsumo (ingesta simultánea de diferentes sustancias) acrecienta los riesgos para quien lo practica. Sin embargo, los fines de semana, en los que alcohol, marihuana y pastillas o coca forman parte de un cóctel más que peligroso, han convertido el policonsumo en una realidad. "Así que ya veremos lo que pasa, porque esto no ha hecho más que empezar", dice Ferrer.
Las anfetaminas son ya por sí solas otro motivo de seria preocupación. "Empezamos a encontrarnos en España con casos de chavales que toman pastillas y que mueren sin haber ingerido dosis altas, con una sola, por ejemplo", dice. Y esto enfrenta a la sociedad a una de las facetas más crueles del consumo de las nuevas drogas. No es necesario ser ningún yonqui para tentar a la muerte, basta con probar."
Fuente: www.heraldoc.om