Avioneta estrellada en navarra

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Dos muertos tras estrellarse una avioneta en las cercanías de Pamplona
El aparato desapareció entre la niebla y la lluvia y chocó contra el suelo. Hay un herido en estado crítico, dos graves y otro menos grave.
CRISTINA AGUINAGA


LABIANO. DV. Dos personas resultaron muertas, otra herida en estado crítico, dos heridas graves y uno leve al estrellarse una avioneta junto a un monte en las cercanías de Pamplona. La aeronave volaba procedente de Torrejón de Ardoz y acababa de solicitar permiso para despegar a las 16.35 horas en el cercano aeropuerto de Noáin, pero en medio de la niebla y la lluvia hizo una maniobra calificada de «extraña» y cayó en las estribaciones de la sierra de Tajonar, entre las localidades de Zolina y Labiano, a unos cuatro kilómetros del aeropuerto. Los equipos de rescate tardaron casi cuatro horas en completar las labores de localización y rescate, ya que el aparato cayó en una zona escarpada a la que no se podía acceder en vehículos por la frondosa vegetación.

La avioneta accidentada estaba ocupada por dos pilotos y cuatro pasajeros. El aparato, modelo Zesna 421 y matrícula matrícula es F-JAX, pertenecía a la empresa de aerotaxis Aerovalle de Torrejón de Ardoz, de donde procedía, y había sido alquilado por la empresa Bestinver, una filial del Grupo Acciona, para el transporte de cuatro personas hasta Pamplona. Un tripulante y uno de los pasajeros, de los que no se ofreció la identidad, murieron. Sus cuerpos fueron trasladados a última hora de la tarde al Instituto de Medicina Legal de Pamplona. Responden a las iniciales Jacinto A. y Alfredo M..

Dos de los heridos fueron ingresados con pronóstico grave en el Hospital Virgen del Camino de Pamplona: Ignacio Pedrosa, de 31 años y director comercial de Bestinver, y María Caputto, de 39, ambos pasajeros, con politraumatismos. Permanecen en observación. Los otros dos heridos, Francisco García Paramés, pasajero y director general de Bestinver, y el tripulante Rafael Maza, fueron ingresados en el Hospital de Navarra.

Aviso del piloto

El aparato salió de la localidad madrileña a las 15.30 horas.Sobre las 16.20 horas SOS Navarra recibió el aviso del accidente y se activó primero el dispositivo de búsqueda y luego el de rescate. La avioneta fue localizada poco antes de las seis de la tarde en el llamado monte Txikito, en la localidad de Labiano, donde comienza la sierra de Tajonar.

Uno de los pilotos caminó más de dos kilómetro hasta la carretera que comunica Labiano con Pamplona y pudo avisar del accidente, aunque ya los radares del aeropuerto de Noáin habían perdido la pista del aparato después de confirmar el permiso para realizar la maniobra de aterrizaje.

El accidente ocurrió en medio de una intensa niebla y una lluvia constante, la misma que durante casi toda la jornada se registró en el entorno de Pamplona pero que no impidió la actividad en el aeropuerto de Noáin. Aunque las investigaciones no han concluido, tanto el delegado del Gobierno en Navarra, Vicente Ripa, como el consejero de Interior, Javier Caballero, confirmaron en las cercanías del lugar del accidente las dificultades metereológicas y reconocieron que habían podido influir en el trágico siniestro.

Los vecinos, que se acercaron a comprobar lo sucedido alertados por lo helicópteros que colaboraban en el rescate, también comentaron que la niebla era «baja» a primeras horas de la tarde. Explicaron, además, que en las cercanías del accidente pasa un cable de alta tensión que sobresale entre el arbolado del monte, situado a unos quince kilómetros de Pamplona.

Los equipos de rescate tuvieron que acceder a pie hasta el lugar donde cayó la avioneta, que se incendió tras el choque. en el mismo lugar del accidente. Un helicóptero iluminó durante las primeras horas esta operación. Los sanitarios estabilizaron a los enfermos en el mismo lugar y sobre las siete y media de la tarde comenzaron a trasladar en camilla a los heridos hasta la zona en la que estaban aparcadas las ambulancias. En la operación intervinieron efectivos de Policía Foral, Guardia Civil y Bomberos. En las proximidades se situó una central de control.

Los pasajeros de la avioneta acudían a Pamplona a la presentación de la empresa Propuesta de Inversiones Navarra S.L. (PROINNA), de reciente creación y representante en Navarra de Bestinver, una filial del grupo Acciona Inversiones, con sede en Madrid. La empresa está presidida por la ex consejera del Gobierno de Navarra, Nuria Iturriagagoitia. La presentación, convocada en un hotel de la capital navarra, fue suspendida nada más conocerse la trágica noticia.
 
Los dos técnicos de Aviación Civil sobrevolaron la zona por la mañana, en un helicóptero de la Guardia Civil, y pudieron ver en qué momento la avioneta, que volaba de norte a sur, se inclinó hacia su derecha y cuánto mantuvo esta posición hasta estrellarse contra la senda del robledal de la Sierra de Tajonar. Lo midieron por el corte de los árboles con los que se topó el aparato.
Esta previsto que los técnicos regresen hoy a Madrid, momento en el que decidirán si es necesario que trasladen a sus dependencias alguna de las piezas de la avioneta para analizarlas o si por el contrario la información que estos días han recogido en el lugar ha sido suficiente.

Mientras esto ocurría, la Policía Foral trataba de entrevistar a los heridos, que permanecen ingresados. Sólo pudieron hablar con uno, y de su declaración no se desprende que los viajeros fueran conscientes de que algo anómalo ocurriera. El testimonio que podrá esclarecer qué pasó es el del piloto, Rafael Maza, de 33 años, ahora en la UCI del Hospital Navarra. En este centro también está Francisco García, de 42, y en el Hospital Virgen del Camino, María Caputto, de 39, e Ignacio Pedrosa, de 31 años.

La Policía Foral tuvo acceso a las comunicaciones entre la Torre de Control de Noáin y la avioneta pocos minutos antes del accidente, información que va a remitir al juzgado. Pudiera ser que ni esto revelase lo ocurrido, ya que cuando el aeropuerto llamó a Sos Navarra informó de que habían perdido la comunicación con el aparato y no respondía a las señales de emergencia después de haber avisado el aparato que se aproximaba a Noáin


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«Recuerdo que aparecí atado al asiento en el camino donde cayó el avión»
Su manual de supervivencia parece sencillo: paso largo, pulsación acelerada y una gran carga de confianza. Así consiguió pedir auxilio tras el accidente aéreo en Labiano.

Domingo, 12 de marzo. 02.39 h.
GABRIEL ASENJO
EN su breve conversación acredita que es de aquellos de los que en caso de riesgo de muerte observa siempre la botella de la vida medio llena. Con manos y antebrazos vendados por las quemaduras y heridas, con el rostro amoratado, semicubierto por cremas y el pelo ensortijado, Francisco García Paramés, 43 años, casado, padre de tres hijos (la última hija nacida hace dos semanas), director general de Bestinver, se recupera en una habitación doble del hospital de Navarra.

Abandonando del aturdimiento que supone haber pasado tres días en la UCI tras sobrevivir al impacto de la avioneta estrellada el pasado martes contra la sierra de Tajonar, después de lograr caminar con un fuerte neumotorax y politraumatismos, descalzo, durante aproximadamente una hora entre caminos de barro y maleza para pedir ayuda, prefiere, con cierto sentido del humor, que no se le hagan fotos «porque aún no me he visto la cara e igual me puedo dar un susto si veo el periódico», indicaba ayer noche.

Como se sabe, pasadas las 16,22 horas del martes, hora prevista para el aterrizaje, se produjo el accidente en el que, además de dos pilotos, viajaban cuatro directivos de Bestinver, filial de Acciona, que acudían al acto de presentación de Proinna, empresa navarra de inversiones. Habían iniciado el vuelo en Torrejón de Ardoz en un aerotaxi alquilado. Después de incendiarse el aparato en un sendero anegado y abierto por la caída del avión, falleció un piloto y uno de los cuatro ocupantes.

Francisco García, arropado por su mujer y su familia en Pamplona, espera ahora poder seguir su recuperación la próxima semana en un centro sanitario en Madrid. Considerado en el ámbito financiero europeo entre los número uno de los asesores de inversiones financieras, en el momento del accidente, a la hora de negociar contra la duda, el dolor y el abatimiento,

el instinto de ayuda y supervivencia le empujó a caminar y a tomar las mejores decisiones de su vida. No esconde que, de niño, vivió viajando como pasajero de un tren el drama de otro siniestro con decenas de víctimas.

-¿Qué recuerda del accidente del martes?

-En ningún momento perdí el conocimiento y recuerdo que aparecí con el cinturón atado al asiento, gracias a Dios, en medio del camino donde cayó el avión. Siempre viajo con el cinturón puesto. Me lo conseguí quitar y traté de acudir a otra zona del camino donde estaban los que iban en el otro lado del avión. Yo estaba a un lado del avión y eso fue una suerte porque el avión se partió y caí en el camino.

-¿Se dio cuenta previamente de lo que podía ocurrir o resultó algo totalmente imprevisto?

-En parte, algo nos olíamos, porque nos avisaron que quedaba un cuarto de hora para llegar, pero habían pasado unos 25 minutos y no llegábamos. Se veían unas nubes bajas espesas, había poca visibilidad y estábamos un poco moscas. Empezamos a ver árboles y llegó el golpe. Yo salí despedido.

-¿Cómo reaccionó en ese momento al verse atado en el asiento en medio de un camino forestal?

-Estaba aturdido. No sabía muy bien qué hacer. Por mi cabeza pasaba el pensamiento de que iban a venir a buscarnos. Cuando empecé a reaccionar pensé en conseguir pasar hacia donde estaban los otros compañeros en la otra parte del aparato. Como se estaba quemando tardé bastante tiempo en llegar rodeando unas matas. Al ver que alguno no se podía mover fui a buscar un camino para pedir ayuda.

-Niebla, lluvia, bosque...¿Cómo logró orientarse y llegar a una carretera?

- Casi casi lanzando una moneda al aire en cada bifurcación que encontraba. Al rato empecé a oír el ruido de la autopista, vi una torre de alta tensión y, por fin, llegué a la carretera.

-¿Cuánto tiempo pasó hasta que pudo pedir auxilio?

-Creo que una hora. La duda era si atravesaba o no unos u otros matorrales. Me preguntaba a ver si ahora que iba a llegar a la carretera me iba a morder un perro porque había visto una finca en la que se avisaba que había un perro peligroso. Estaba pensando en la gente de arriba si podría o no aguantar. Creo que si tardé una hora en bajar, los otros tardaron otra hora en subir a rescatarles.

-¿Tardaron mucho en detenerse para prestarle ayuda? ¿Le socorrieron a la primera?

-En un sentido pasó un camión de la basura y en otro sentido paso un autobús que recogía alumnos de las ikastolas. Menos mal que fue éste el que dio la vuelta porque no sé si el mejor vehículo para trasladar heridos era el camión de la basura. Y ya, en el momento de informar de lo qué nos había ocurrido, fue cuando no pude más y caí derrumbado.

-¿En qué condiciones físicas hizo el camino para solicitar ayuda?

-Como pude. No es que llevara poca ropa, pero bajé descalzo. No me lo explico. Me preguntaba qué había sido de mis zapatos de hebilla, pero me dicen que suele pasar mucho en los accidentes lo de perder los zapatos. Iba con pantalón y camisa de trabajo, corbata y manchado de sangre. Estaba todo mojado y llovía.

- ¿Qué y en quién se piensa en esos momentos de angustia?

-Yo pensaba en mi mujer. Lo primero que hice en cuanto me encontraron fue dejarle un mensaje en el contestador diciéndole que estaba bien para que no se preocupara.

-Comentaban en su familia que ya de niño vivió un grave accidente de tren .

- Es curioso, pero aquello fue el accidente más grave que ha habido en España de tren con decenas de muertos hace 35 años en Andalucía, pero hay que seguir adelante.

-¿Va a tomar un descanso o está deseando regresar a su despacho?

-Estoy deseando regresar . Ya me han traído algún periódico, pero aún no puedo leer bien. Necesito las gafas y me canso.

- ¿Cómo se encuentra ahora?

-Me encuentro bien. Pero sé que esto va a durar tiempo. Me han tratado maravillosamente y estamos todos muy agradecidos con todo el mundo por todas las atenciones que han tenido con nosotros. Ahora espero poder recuperarme en Madrid.

-¿Qué lección humana extrae de todo esta peripecia?

-Qué hay que seguir adelante. ¡Qué le vamos a hacer!
 
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