Puntito_Amarillo
e-mergencista experimentado
Osakidetza investiga las causas de la muerte de un niño operado de vegetaciones en Cruces
Diego, de tres años, falleció en la UCI horas después de la intervención al sufrir una parada cardíaca
El hospital asegura que la intervención se desarrolló «sin ningún incidente»
MARTA FDEZ. VALLEJO/BILBAO
El pequeño Diego Marzocchi, de 3 años, ingresó en el hospital de Cruces el pasado viernes para ser operado de vegetaciones. Sólo unas horas después, en la madrugada del sábado, Diego fallecía al no poder superar un paro cardíaco cuyas causas no han podido determinar los médicos que le atendieron. Los responsables de Osakidetza esperan a los resultados de la autopsia realizada al menor, que tardará más de un mes, para poder aclarar los motivos que provocaron su fallecimiento.
Esta familia de Portugalete acudió el viernes a su cita al hospital baracaldés sin sospechar el trágico final de una operación quirúrgica de bajo riesgo. «Llegamos tranquilos porque habíamos cumplido todo lo que nos pidieron. El niño acudió al anestesista para el preoperatorio e, incluso, le llevamos a su pediatra el día anterior a la intervención para comprobar que estaba bien y que podía entrar al quirófano sin riesgos», explica la abuela, que acompañaba ese día a Diego y a su madre, Marcia.
«Yo no dejé de trabajar, porque la operación era sencilla y ni mi planteé que pudiera haber problemas», dice el padre, Ignacio Chinchurreta, que acogió al niño como su hijo cuando se casó con su madre, natural de Brasil. «Diego no paró de jugar en el sala con otros niños que esperaban a ser operados. Para que se estuviera quieto, mi mujer tuvo que darle el juguete que le habíamos comprado para después de la operación», añade. A las once de la mañana pasó al quirófano. «Entró corriendo...», recuerda la abuela, Engracia Vizcaíno. Veinte minutos más tarde salía el médico. «Esa persona, le llamo persona porque ni siquiera se identificó, nos dijo que le habían operado y que estaba bien». El niño fue trasladado a la Unidad de Recuperación Post-anestésica.
DOLOR. Los padres sujetan un retrato y un oso de Diego. / L. Á. GÓMEZ
En la UCI
La tranquilidad duró muy poco. «Comenzamos a ver movimientos de médicos y enfermeras que entraban y salían nerviosos. Yo dije en alto: 'Aquí hay un niño que está mal'», continúa la abuela. El niño que estaba mal, muy mal, era Diego. «Veinte minutos después volvió a salir el mismo médico y nos dijo que mi nieto había sufrido una parada cardíaca y que iban a trasladarlo a la Unidad de Cuidados Intensivos». La familia tuvo que esperar a las cuatro de la tarde para ver al niño. «Estaba ya con tubos por todas partes», explica la abuela. Los médicos les informaron que estaba entre la vida y la muerte y que las siguientes 48 horas serían decisivas para saber si salía adelante.
Poco después de las cuatro de la mañana del sábado sonó el teléfono en la casa de la familia Chinchurreta. «Habíamos ido a descansar un rato. Nos avisaron que fuésemos rápido, que Diego estaba peor». Ya no lo vieron con vida. Murió a las cinco de la madrugada. «Oí los gritos y llantos de mi hijo y mi nuera cuando hablaron con los médicos y supe que había muerto», recuerda Engracia. «Nos explicaron que no pudo soportar la medicación que se le puso para superar el paro cardíaco, pero no nos aclarararon las causas de ese paro», se lamenta el padre. Esa misma madrugada, la familia presentó una denuncia en el Juzgado de Guardia.
La dirección del hospital aseguró ayer, a través de una nota, que actuó con los «mejores recursos técnicos y profesionales», que la intervención se desarrolló «sin ningún incidente» y que «el preoperatorio cumplía todos los protocolos establecidos». El centro sanitario aclara que el niño estuvo permanentemente atendido por anestesista y personal de enfermería «experto», quienes detectaron a los 15 minutos de acabar la operación un empeoramiento de su estado e iniciaron las maniobras de reanimación. El pequeño fue atendido por «facultativos de Intensivos Pediátricos», añade.
El hospital ha dado máxima prioridad a la autopsia del niño. Responsables de Osakidetza aseguraron ayer que se está a la espera de conocer sus resultados para poder aclarar las causas de la muerte, pero recalcaron que «no se está investigando» la actuación del equipo médico.
Diego, de tres años, falleció en la UCI horas después de la intervención al sufrir una parada cardíaca
El hospital asegura que la intervención se desarrolló «sin ningún incidente»
MARTA FDEZ. VALLEJO/BILBAO
El pequeño Diego Marzocchi, de 3 años, ingresó en el hospital de Cruces el pasado viernes para ser operado de vegetaciones. Sólo unas horas después, en la madrugada del sábado, Diego fallecía al no poder superar un paro cardíaco cuyas causas no han podido determinar los médicos que le atendieron. Los responsables de Osakidetza esperan a los resultados de la autopsia realizada al menor, que tardará más de un mes, para poder aclarar los motivos que provocaron su fallecimiento.
Esta familia de Portugalete acudió el viernes a su cita al hospital baracaldés sin sospechar el trágico final de una operación quirúrgica de bajo riesgo. «Llegamos tranquilos porque habíamos cumplido todo lo que nos pidieron. El niño acudió al anestesista para el preoperatorio e, incluso, le llevamos a su pediatra el día anterior a la intervención para comprobar que estaba bien y que podía entrar al quirófano sin riesgos», explica la abuela, que acompañaba ese día a Diego y a su madre, Marcia.
«Yo no dejé de trabajar, porque la operación era sencilla y ni mi planteé que pudiera haber problemas», dice el padre, Ignacio Chinchurreta, que acogió al niño como su hijo cuando se casó con su madre, natural de Brasil. «Diego no paró de jugar en el sala con otros niños que esperaban a ser operados. Para que se estuviera quieto, mi mujer tuvo que darle el juguete que le habíamos comprado para después de la operación», añade. A las once de la mañana pasó al quirófano. «Entró corriendo...», recuerda la abuela, Engracia Vizcaíno. Veinte minutos más tarde salía el médico. «Esa persona, le llamo persona porque ni siquiera se identificó, nos dijo que le habían operado y que estaba bien». El niño fue trasladado a la Unidad de Recuperación Post-anestésica.

DOLOR. Los padres sujetan un retrato y un oso de Diego. / L. Á. GÓMEZ
En la UCI
La tranquilidad duró muy poco. «Comenzamos a ver movimientos de médicos y enfermeras que entraban y salían nerviosos. Yo dije en alto: 'Aquí hay un niño que está mal'», continúa la abuela. El niño que estaba mal, muy mal, era Diego. «Veinte minutos después volvió a salir el mismo médico y nos dijo que mi nieto había sufrido una parada cardíaca y que iban a trasladarlo a la Unidad de Cuidados Intensivos». La familia tuvo que esperar a las cuatro de la tarde para ver al niño. «Estaba ya con tubos por todas partes», explica la abuela. Los médicos les informaron que estaba entre la vida y la muerte y que las siguientes 48 horas serían decisivas para saber si salía adelante.
Poco después de las cuatro de la mañana del sábado sonó el teléfono en la casa de la familia Chinchurreta. «Habíamos ido a descansar un rato. Nos avisaron que fuésemos rápido, que Diego estaba peor». Ya no lo vieron con vida. Murió a las cinco de la madrugada. «Oí los gritos y llantos de mi hijo y mi nuera cuando hablaron con los médicos y supe que había muerto», recuerda Engracia. «Nos explicaron que no pudo soportar la medicación que se le puso para superar el paro cardíaco, pero no nos aclarararon las causas de ese paro», se lamenta el padre. Esa misma madrugada, la familia presentó una denuncia en el Juzgado de Guardia.
La dirección del hospital aseguró ayer, a través de una nota, que actuó con los «mejores recursos técnicos y profesionales», que la intervención se desarrolló «sin ningún incidente» y que «el preoperatorio cumplía todos los protocolos establecidos». El centro sanitario aclara que el niño estuvo permanentemente atendido por anestesista y personal de enfermería «experto», quienes detectaron a los 15 minutos de acabar la operación un empeoramiento de su estado e iniciaron las maniobras de reanimación. El pequeño fue atendido por «facultativos de Intensivos Pediátricos», añade.
El hospital ha dado máxima prioridad a la autopsia del niño. Responsables de Osakidetza aseguraron ayer que se está a la espera de conocer sus resultados para poder aclarar las causas de la muerte, pero recalcaron que «no se está investigando» la actuación del equipo médico.