Telemedicina, ictus e islas como Ibiza y Menorca

tanidya

e-mergencista experimentado
Unos 130.000 españoles sufren un infarto cerebral cada año. De ellos, cerca de 80.000 fallecen o quedan con discapacidad. Este final podría evitarse en hasta la mitad de los casos. Bastaría con llegar a un hospital dentro de las tres horas siguientes al inicio de los síntomas del ictus, nombre médico de este episodio. Es el plazo para poder aplicar un tratamiento capaz de deshacer el coágulo que bloquea la arteria y desencadena el daño neurológico.

Sin embargo, apenas un 3% de los españoles que experimentan un infarto cerebral recibe esta terapia, denominada fibrinolisis. La mayoría no llega a tiempo porque no reconoce los signos de alarma y tarda en acudir al médico. En otras ocasiones, la distancia hasta el hospital es un obstáculo insalvable. Es lo que les ocurría a los pacientes de Ibiza o Menorca, que tenían vedado el acceso a este tratamiento. La telemedicina ha acudido en su auxilio.

Unos 1.900 residentes en las Islas Baleares sufren anualmente un infarto cerebral. Entre 20 y 30 ciudadanos más de esta comunidad autónoma podrán superar cada año este trance sin secuelas gracias al programa Teleictus, inaugurado el pasado mes de junio y presentado en público esta misma semana. Dos pacientes ibicencos han sido los primeros en ser atendidos a distancia por los neurólogos del Hospital Son Dureta de Palma de Mallorca, a través de un sistema de videoconferencia.

Esta comunicación ha permitido que recibieran a tiempo una dosis del fármaco denominado activador del plasminógeno tisular recombinante (rTPA, sus siglas en inglés), un producto que disuelve el coágulo responsable del accidente cerebrovascular. Ambos han podido olvidarse del mal trago sin que éste les dejara rastro, algo que probablemente no hubieran conseguido unos meses atrás, cuando el programa aún no estaba en marcha.

«Debido a la imposibilidad de trasladar al paciente a tiempo al hospital de referencia, en Palma, el ictus no se trataba como una urgencia médica», explica Paz Merino, jefe del servicio de Medicina Intensiva del Hospital Can Misses de Ibiza, uno de los cuatro centros que ya están conectados al Teleictus (los restantes son los de Verge del Toro en Menorca, Son Llàtzer y Manacor en Mallorca, y a partir de enero, el de Inca, también en la isla principal, y el Hospital de Formentera).


A CONTRARRELOJ


Tras un episodio cerebrovascular se inicia una cuenta atrás que alcanza su punto de inflexión a las tres horas. Es el plazo para aplicar la medicación fibrinolítica, el mencionado rTPA. Después, su uso está contraindicado ya que se incrementa el riesgo de desencadenar una hemorragia cerebral. «Nuestros pacientes no llegaban. Como mínimo tardaban una hora en acudir al hospital y después tenías que hacerles un escáner cerebral, valorar el caso y activar el servicio de emergencias, que viniera el helicóptero y lo trasladara a Palma. Era imposible», reconoce Merino.

Vivir en la propia isla de Mallorca tampoco era una garantía. Muchos residentes del área cercana a Manacor no entraban a tiempo en la Unidad de Ictus de referencia, en el Hospital Son Dureta de Palma. «La idea era salvar el factor insular y poder dar un trato asistencial idéntico a toda la población. Garantizar la equidad», explicó Sergio Beltrán, director gerente del Servicio de Salud de las Islas Baleares (Ib-Salut), en la presentación del Teleictus.

No es la primera experiencia de este tipo que se desarrolla en la comunidad autónoma balear. Desde hace unos años funciona un sistema de teleconsultas de dermatología y oftalmología entre Son Dureta y los centros de salud de otras islas. Algunos médicos de primaria envían también a los especialistas del hospital mallorquín los escáneres y mamografías de sus pacientes para que éstos interpreten los resultados.

La última novedad, hasta la llegada del Teleictus, fueron las telesiones clínicas, en las que médicos del resto de los hospitales insulares han podido reflexionar sobre los casos de sus pacientes con sus colegas de Palma.

Una videocámara, un programa informático que procesa las imágenes del escáner cerebral y un teléfono móvil son las nuevas armas terapéuticas que han permitido acercar el tratamiento fibrinolítico del infarto cerebral a lugares remotos. Gracias a ellas, la atención neurológica se ha extendido, aunque sea virtualmente.

El manejo de esta terapia es complicado y requiere la evaluación y dirección de un especialista. Sólo un experto (neurólogo o neurorradiólogo) es capaz de interpretar correctamente las imágenes de la Tomografía Axial Computerizada (TAC), el escáner craneal, y descartar que el paciente sufre una hemorragia cerebral, lo que contraindicaría la fibrinolisis.

La exploración que realiza este especialista permite, además, conocer el alcance del accidente cerebrovascular y tomar decisiones.

El problema es que estos profesionales no siempre están de guardia en el hospital. Hasta hace muy poco ni siquiera eran necesarios, ya que antes de la introducción de la fibrinolisis, hace unos tres o cuatro años (dependiendo del país y del hospital), el ictus no era considerado una urgencia médica debido a la ausencia de un tratamiento eficaz. Bastaba con ingresar al paciente en el hospital y esperar a que el médico lo valorara al día siguiente.
 
La irrupción del rTPA ha dado un vuelco a la asistencia del ictus. Ahora se sabe que cada minuto que pasa significa perder un millón de neuronas y con ellas la movilidad de las extremidades, la capacidad de hablar, de comprender, de realizar las actividades de la vida cotidiana...

Sin embargo, la atención sanitaria todavía sigue siendo deficitaria y no sólo en lugares tan poco accesibles como una isla. Sobre todo, porque los propios pacientes tardan demasiado en reconocer la urgencia de los síntomas que padecen. «No ocurre como en el caso del infarto cardiaco, en el que cualquiera que sufra un dolor súbito en el pecho corre al hospital.

Los afectados por un ictus nos llegan al día siguiente o al cabo de tres», apunta Bernat Sureda, jefe del Servicio de Neurología de Son Dureta y de la Unidad de Ictus que se creó en este centro en 2002.


NEURÓLOGOS 24H


José Álvarez Sabin, coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología, añade otro factor de demora: a pesar de que las últimas estadísticas evidencian que uno de cada dos pacientes ya entra en el hospital en las tres horas siguientes al accidente, «sólo uno de cada siete es atendido por un neurólogo en este periodo de tiempo. Y sólo uno de cada cinco, es decir, el 20%, recibe atención neurológica cuando llega a urgencias».

Estos datos proceden del análisis de la actividad de 88 hospitales españoles durante 2005. Únicamente 20 de estos centros cuenta con unidades de ictus, con personal de guardia las 24 horas.

«Si se eliminara el factor tiempo, se podrían llegar a tratar el 40% o 50% de los infartos cerebrales», opina Sureda. Así, se reduciría el número de muertes y las secuelas de este evento vascular, que ostenta varios récords:
representa la segunda causa de mortalidad en el mundo, tras el infarto de miocardio; la primera en el caso de las mujeres; es el principal motivo de discapacidad en los países desarrollados, constituye la segunda causa de demencia (el riesgo de sufrir deterioro cognitivo se multiplica por ocho o nueve) y consume entre un 3% y un 5% del gasto sanitario.

Iniciativas como el Teleictus balear están permitiendo ganar tiempo, preservando vidas y cerebros. Cataluña también ha puesto en marcha recientemente un programa similar entre la unidad de referencia de ictus, en el Hospital Valle de Hebrón de Barcelona, y los de Vic y Granollers, distantes una hora en ambulancia. «Evitamos el traslado guiando la fibrinolisis por videoconferencia», confirma José Álvarez Sabin, jefe de Neurología del centro barcelonés.

Baleares, al igual que otras comunidades autónomas españolas, puso en marcha hace unos años un programa de atención al infarto cerebral como emergencia médica, como ocurre con su homólogo cardiaco.

Es el denominado Código Ictus: cuando un afectado (o su familia) llama al 061 o acude a un centro de atención primaria, el dispositivo se pone en marcha. Un ambulancia traslada al paciente al hospital, donde recibirá un trato preferente. Allí le espera un especialista en neurología, que le examinará y pedirá que le sometan a pruebas analíticas y a un TAC cerebral por vía de urgencia.

En Ibiza y Menorca, de esta tarea se encargan los miembros de los servicios de Urgencias y de Medicina Intensiva, que además marcarán un teléfono móvil para conectar con el neurólogo a distancia. El enfermo queda ingresado en una cama de la unidad de cuidados intensivos, junto a la que está instalado el dispositivo de videoconferencia: una torre provista de un ordenador, una pantalla de video y una cámara, todo de sencillo manejo.

En la pantalla, aparece el neurólogo de Son Dureta. Éste habrá recibido simultáneamente, a través de un programa informático, una imagen en alta resolución del escáner del paciente.


VIGILADOS POR CÁMARA


Médicos de una y otra isla, el enfermo, su familia y el especialista en Neurología intercambiarán opiniones. En colaboración con el equipo local, el neurólogo procederá a explorar cuál es el grado de afectación tras el accidente: si ha alterado su nivel de consciencia, su lenguaje, la sensibilidad, la coordinación de los movimientos. Seguirá las evoluciones del paciente a través de otra torre de videoconferencia. «Podemos enfocar la cámara hacia donde queramos, acercar o alejar la imagen. Nos da una calidad muy buena. Incluso, llegamos a ver con nitidez la pupila del ojo del enfermo. Por ejemplo, para comprobar cómo se dilata», desgrana Sureda.

En el caso de que el paciente sea candidato a la fibrinolisis, se le explica todo el proceso y si da su consentimiento por escrito (o su familia) se le inyecta en la vena una dosis de rTPA. «La gente se sorprende menos de lo que pensábamos cuando le contamos cómo le vamos a atender», puntualiza la doctora Merino. Todo ocurrirá en menos de una hora desde que llegó al hospital.

La teleconsulta no acaba ahí. El enfermo seguirá dependiendo de su neurólogo a distancia, al menos, hasta el día siguiente. Se realizará otra conexión a las dos horas de la administración del fármaco y a las 24. Si evoluciona favorablemente, en cinco días será trasladado a una habitación de planta e iniciará su recuperación.
 
Tanidya no me funciona el link:roll: ¿me ocurre a mi sola?

Segundo el tratamiento de los trombos cerebrales con fibrinolisis,muchas veces no llegan a realizarse no sólo por cuestión de tiempo, hay muchisimos factores que pueden llevar a la contraindicación del mismo, hay que hacer un estudio exahustivo del caso para ver si se puede implantar la fibrinolisis.Aunque cada vez se esta demostrando su eficacia, tengo que exponer que los casos donde se aplican son pocos todavía y se destima el uso de fibrinoliticos con antecedentes del paciente que puedan hacernos dudar de la evolución.
Me alegra que haya este tipo de iniciativas en nuestro pais. Pero la fibrinolisis requiere una vigilancia importante sobre todo en las primeras 24 horas, realizada por personal entrenado, y con los medios apropiados. Tenemos que reflexionar que la fibrinolisis no va a actuar localmente sobre el trombo cerebral, sino que su accion es sistémica, con lo cúal puede llevar a efectos secundarios inesperados (tales como arritmias cardiacas, hemorragias internas...) por ello creo que el mejor lugar para realizar una fibrinolisis es un servicio de intensivos y a ser posible en un hospital con servicio de neurocirugía:roll:
 
A mi el enlace si me funciona :oops: a ver si algún forero más puede mirarlo.

Por otro lado, referente al post, decir que estoy de acuerdo con que las mejores condiciones para dar un tratamiento fibrinolítico son en un hospital con una unidad de críticos, pero precisamente lo curioso de esta iniciativa es eso:

Prima el derecho del paciente a tener una atención precoz, aunque no sea quizá en las mejores condiciones de vigilancia intensiva para en caso de complicaciones se puedan detectar y subsanar a tiempo

o tenemos que demorar muchas horas, incluso dias, un tratamiento para un ictus, con lo que las secuelas van a ser muchisimo mayores, e incapacitantes, ya que no hay posibilidad de acceder a hospitales con mayor equipamiento.

Lo que no se si sería viable en este caso un traslado por ejemplo en helicóptero a baja altura en estos casos, y para las islas.
 
Ya he conseguido que me vaya el link:grin:

Estoy de acuerdo contigo Tanidya de que es un avance, pero tengo mis dudas...es decir, supuestamente tienen al paciente controlado y viendo como progresa el tratamiento, mi duda surge, en algún momento pasa alguna complicación, sin ir más lejos que ese trombo se disuelva y por casualidades de la vida conlleve la rotura de un vaso del cerebro produciendo una hemorragia intracraneal... ¿cómo se aseguran el traslado rápido de ese paciente a un servicio de neurocirugía para su tratamiento?:roll:
Sobre todo lo que quería resaltar con mi anterior respuesta que el factor tiempo no es el único condicionante para que se administre un fibrinolítico en un Ictus de tipo trombogénico, que da la sensación de que el fibrinolitico es la panacea para este tio de patología y que por cuestión de tiempo no se administra tantas veces como se debiera.

Tengo que consultar lo de las 3 horas (mañana estoy de guardia) no se si en algunos casos tras evaluar el caso y descartando las contradindicaciones absolutas y valorando las contraindicaciones relativas de los tratamientos fibrinolíticos, a veces se ha podido fibrinolizar en un periodo relativo de otras 3 horas más, pero como os digo de esto no estoy totalmente segura.

A ver si tengo algo de tiempo y os encuentro algún estudio, aunque he de decir que en la actualidad todavía no se cuentan con muchos sobre esta temática. ;)
 
porque si en un periodico estan dando dos cosas distintas como iguales, porque aqui podemos hacer lo mismo, son casi lo mismo, pero de hay a ser lo mismo, hay una gran diferencia, un una estas dando una enfermedad, y en la otra un diagnostico, que puede llevar a esa enfermedad, o a otra, y no es lo mismo
 
Atrás
Arriba