«Como mínimo todos deberíamos abrochar el cinturón a los hijos»
Historia de una familia
DIARIO DE NAVARRA. 1 de agosto de 2005.
Delfín Casado Poyo, su mujer Juani Rodríguez Manzanas y sus dos hijos, Sara, de cinco años, y Pablo, de uno, forman una familia que acostumbra a ponerse siempre el cinturón de seguridad. «No cuesta ningún esfuerzo hacerlo. Es una costumbre que tengo desde siempre, desde que comencé a conducir hace ya 24 años», explica Delfín Casado, vecino de Berriozar de 42 años. «Nos lo ponemos siempre los cuatro miembros de la familia. Ya sea un trayecto corto o largo, lo primero que hacemos al montarnos en el coche es abrocharnos el cinturón. Es un requisito indispensable para que mi marido ponga el coche en marcha», añade su mujer, Juani Rodríguez, de 35 años, quien posee el carné de conducir desde hace 14 años.
Respecto a los motivos que les impulsan a utilizar este mecanismo del vehículo, los Casado-Rodríguez lo tienen muy claro: «Lo hacemos por seguridad, aunque las multas también influyen un poco», confiesa Delfín Casado entre risas.
Tanto Juani como su marido Delfín afirman abrocharse el cinturón de seguridad también cuando viajan de copiloto o en los asientos traseros del coche: «Es una costumbre que tenemos independientemente de la parte del coche en la que vayamos sentados», relata Delfín, quien añade: «Es una medida muy eficaz en caso de sufrir un accidente. Ya vayas a mucha o poca velocidad, sabes que el cinturón te va a parar. Y eso es muy importante porque todos hemos podido comprobar más de una vez que con cualquier frenacico tonto la inercia hace que salgas despedido hacia adelante».
Los más pequeños de la familia Casado-Rodríguez también están acostumbrados a usar el cinturón de seguridad. «Mis padres me han enseñado que hay que ponérselo siempre y por eso ya me he acostumbrado desde que era chiquita», explica Sara Casado, de cinco años.
Aunque también hay ocasiones en las que la hija mayor de Delfín y Juani desobedece a sus padres: «Algunas veces, cuando hacemos viajes largos para ir de vacaciones, me quito un poco el cinturón y saco el brazo para poder coger algo que se me ha caído al suelo, pero mis padres enseguida se dan cuenta y nunca me dejan hacerlo», confiesa Sara Casado con una sonrisa.
Los niños, en sillas
Tanto Sara como su hermano pequeño Pablo, de tan sólo un año, cada vez que se montan en el coche van sentados en sendas sillitas especiales para que los niños puedan viajar seguros. «Todo el mundo debería acostumbrarse a usar el cinturón de seguridad y las sillitas especiales para los niños», señala Delfín Casado de forma tajante, quien añade: «Los adultos que hagan lo que les dé la gana. Si no quieren ponerse el cinturón que no se lo ponga, ellos sabrán lo que hacen. Pero por lo menos a sus hijos sí deberían abrochárselo. Deben tener en cuenta que la seguridad es lo primero y más importante», concluyen Delfín Casado y su mujer, Juani Rodríguez con rotundidad.