revolución enfermera

Marietax

e-mergencista experimentado
Queridos compañeros del foro, os dejo esta historia que he encontrado hoy editada en la prensa, es la historia de una enfermera américana que estuvo en un hospital de Murcia durante la guerra civil, ideologías aparte, al leerla me ha recordado un poco a Florence Nightingale, mujeres que lucharon por lo que creían y amaban su profesión, espero que os guste. Un saludo
La enfermera 'roja'que vino de Harlem

Una exposición en Nueva York ensalza el trabajo de Salaria Kea en un hospital de Murcia durante la Guerra Civil «En América despreciaron mi saber. Me dijeron: 'El color de tu piel, más que una ayuda, es un problema'»



ANTONIO BOTÍAS/



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SOLIDARIDAD. Varias niñas madrileñas, vestidas de enfermeras o con gorros frigios, en un acto de recaudación de fondos para la Cruz Roja en el hospital donde trabajó Salaria Kea.



Había que salvar a un soldado malherido; pero aquello no era, ciertamente, una novedad. Como tampoco a nadie sorprendía que ya no quedaran vendas o que el caño del agua ni goteara. Las linternas parpadeaban. Uno de los cirujanos le pidió a Salaria Kea, con la prudencia que requería conocer el carácter reaccionario de la enfermera, que llenara unas bolsas de agua caliente. Ella corrió por los pasillos sin luces, oscuros como su piel. Al comprobar que no había suministro y lo único caliente que quedaba en todo el hospital era una sopa sobre el fogón, no dudó en meterla en las bolsas. El soldado sobrevivió. Y lo más sorprendente es que acaso sus nietos estén leyendo hoy esta historia sin conocer quién fue Salaria Kea.

UNA MUJER COMPROMETIDA

Campaña en favor de Etiopía

Salaria nació en Georgia, conocido como el estado del melocotón, al norte de Florida, en el año 1917. Su padre era un asistente de un hospital psiquiátrico, donde fue apuñalado cuando ella apenas era una niña. Junto a sus tres hermanos y su madre, la familia emigró a Ohio. Allí se convertiría en enfermera. Logró un empleo en la Escuela de Enfermería del hospital de Harlem.

Pronto comprendió que eran los negros quienes debían luchar por hacer valer sus derechos y adquirió cierta popularidad al encabezar una campaña contra la segregación racial. La joven enfermera también encabezó, en 1935, otra campaña para organizar la asistencia médica en Etiopia, tras ser invadida por Italia.

En 1936, Salaria Kea estaba convencida de que la igualdad se gana día a día, segundo a segundo. Pese a ello, quizá le costó digerir el desprecio que sintió al solicitar ser voluntaria de Cruz Roja. Las inundaciones habían devastado Ohio y la joven, ya experimentada enfermera, se dispuso a ayudar a los damnificados en cuanto pudiera. Sin embargo, fue rechazada. Como revelaría muchos años después, «la única razón, según se me dijo, es que mi piel causaría más problemas que lo que podría ayudar». Indignada regresó a Harlem, donde conoció a través de la prensa «la forma en que Alemania estaba tratando a los judíos... era como el Ku Klux Klan» y se enfureció «con las noticias de los bombardeos de Hitler contra los civiles españoles».

EL BATALLÓN ABRAHAM LINCOLN

Alcanzó España en el año 1937

En 1937, Salaria se enroló en el Batallón Abraham Lincoln. Este batallón fue una organización de voluntarios estadounidenses, integrado por unidades de las Brigadas Internacionales que apoyaron la Segunda República Española en la Guerra Civil.

Los componentes del batallón, que por extensión cedió su nombre a cuantos efectivos llegaban desde Estados Unidos, eran en su mayoría afiliados al Partido Comunista de los Estados Unidos o a otras organizaciones obreras socialistas. Los primeros voluntarios partieron de Nueva York el 25 de diciembre de 1936 y su destino fue Albacete.

El 27 de marzo de 1937, Salaria navegó en el SS Paris, acompañada por otras 12 enfermeras y un grupo de médicos dirigido por el cirujano Edward K. Barsky. Durante el trayecto, ninguno de ellos sospechó el trabajo que les aguardaba al llegar a España. Su primer destino fue Villa Paz, un hospital de campaña a las afueras de Madrid. Pronto descubrió las graves carencias hospitalarias de la República.

Apenas había suministros tan elementales como agua caliente y vendajes. Hasta el extremo de que tuvieron que improvisar complicadas operaciones de cabeza o de pecho, «sólo iluminados por la luz de las linternas».

UN TRIBUTO A SU HEROICIDAD

En plena Quinta Avenida

Setenta años después de aquella gesta, el pueblo neoyorquino rinde estos días tributo a la enfermera. No es la primera vez, ya que Kea es autora de diversos artículos y un libro sobre su experiencia en España. Si, en cambio, resulta novedoso que alguna de las imágenes que componen la exposición hagan referencia a Murcia.

El Museo de la Ciudad de Nueva York expone hasta el 12 de agosto una muestra que, bajo el nombre de Frente al fascismo: Nueva York y la guerra civil española, rememora cómo vivieron la contienda española los habitantes de la gran manzana que también se vieron divididos por un conflicto lejano.

Fotografías, carteles, panfletos, banderas, libros, pinturas y uniformes militares son los componentes de una exposición que acerca al presente el último lustro de los años treinta que, si resultó determinante para España, también lo fue para la sociedad neoyorquina, en la que se pusieron de manifiesto dinámicas étnicas y religiosas que marcarían la historia de la ciudad.

«La exposición rememora una época en la que los neoyorquinos de cualquier tendencia política estaban comprometidos con el mundo. La gente miraba lo que pasaba en España y llegaba a conclusiones muy dispares sobre ello», advierte Sarah Henry, una de las comisarías de la muestra, para quien «lo más importante es ver que la ciudad estuvo dividida». División que aquí, a miles de kilómetros, ni siquiera era conocida por las decenas de enfermos que aguardaban las curas de Salaria.

La muestra, que se nutre principalmente de los archivos de la Brigada Abraham Lincoln, destaca la historia de diez personas que se sumaron a ese cuerpo e hicieron un viaje que, partiendo de Manhattan, las llevaría a España, de donde traerían recuerdos en diarios, libros y fotografías que hoy están al alcance de todos. Entre ellas, destaca la historia de Salaria Kea.

NI RASTRO DE SU PASO

¿Dónde sirvió la heroica enfermera?

Cuando Salaria Kea abandonó España, después de ser capturada por el Ejército Nacional y escapar, su memoria quedó sepultada por cuarenta años de Dictadura. Nadie nunca se atrevió a escribir una línea de alabanza a la tarea que realizó, al menos dentro de nuestras fronteras. Acaso por ello, como destacan Pedro Pina, presidente de la Asociación Unidad Cívica por la República en Murcia, y Eulogio Bielsa, uno de sus asociados, el recuerdo de esta heroína, como el de tantos otros, se convirtió en anatema.

Uno de los lugares donde Salaria pudo prestar sus servicios fue el colegio marista de La Merced, en El Malecón. En 1935, se adquirió por compra este centro a los Hermanos Maristas, creándose allí la Facultad de Filosofía y Letras y la Universidad de Murcia en general. Sin embargo, al inicio de la Guerra Civil, la facultad fue reconvertida en hospital de las Brigadas Internacionales. Así permaneció hasta 1939, cuando regresó la actividad académica, con apenas unos cuantos profesores y alrededor de 300 alumnos.

Muy pronto se hizo necesario ampliar las instalaciones y las Brigadas Internacionales habilitaron el Santuario de la Fuensanta. Entretanto, en Archena se mantenía otro centro médico, en este caso mixto: era gestionado por el Ejército Popular y las Brigadas.

Salaria describió después que las camas de los hospitales donde trabajó se llenaban de «soldados de casi todas las razas: checos de Praga y de pueblos bohemios, húngaros, franceses y finlandeses, alemanes e italianos, exiliados o escapados de campos de concentración; etíopes de Djibouti, que intentaban recuperar la libertad de Etiopía estrangulando las fuerzas de Mussolini en España [...], negros de los estados del Sur de Estados Unidos. Estas diferencias de razas, color, nacionalidad y religión se superaron para hacer de España la tumba del fascismo».

ALABADA POR POETAS

En un mundo con tensiones

La enfermera que el poeta americano Langston Hughes describió entonces como «una delgada muchacha color chocolate» supo emplear cuanto la rodeaba para salvar vidas. Poco le importaba el intenso debate que dividía a muchos americanos.

«Hubo muchas tensiones. La variedad de la ciudad en cuanto a identidades e ideologías afloró con la guerra civil española», contó a Efe Thomas Mellins, uno de los comisarios de la exposición, para quien, sin embargo, cabe destacar «las ganas de mejorar el mundo que movieron a miles de personas a enviar ayuda a España».

La exhibición, que cuenta con fotografías y un documental de Frank Capa, destaca el papel de la Brigada Abraham Lincoln en las brigadas internacionales que lucharon en España, al mismo tiempo que hace hincapié en las dispares visiones que tuvieron diferentes comunidades de la ciudad sobre el conflicto.

Salaria Kea fue capturada por el ejército de Franco y, durante algunas semanas, fue testigo de innumerables fusilamientos. Por suerte, logró escapar y huir a su país, desde donde siguió impulsando la causa de la República. Durante la Segunda Guerra Mundial regresó a Europa, conoció a un irlandés y se casó.

La pareja vivió muchos años en una casa de Nueva York, para regresar más tarde a su ciudad natal. Allí falleció en mayo de 1990. Y ahora, justo 17 años después de su muerte, mientras la exposición neoyorquina la devuelve a la actualidad, acaso como un homenaje aplazado, se publica el rostro de aquella delgada muchacha color chocolate que se jugó la vida por salvar la vida de tantos murcianos
 
Bonito y conmovedor el relato, no tenia ni la más remota idea de la existencia de esta enfermera. Sin duda una mujer luchadora.

Gracias Marietax por hacernos participes de esta noticia.
 
A lo largo de la historia ha habido muchas enfermeras dignas de recordar porque han sido mujeres luchadoras, que amaban su profesión y que la han hecho crecer.
Para quitarse el sombrero, tendremos que tomar ejemplo los enfermeros de hoy. enferporcelana.jpg
 
Hola Marietax!!!
Que historia mas bonita, vaya enfermera mas luchadora, no habìa oido hablar de ella, pero gracias por hacernosla llegar. Supongo que como ella habràn muchas otras en el anonimato, con vidas entregadas a los demàs, y es triste que no se conozcan.
Un saludo.
 
Pues si, tuvo que luchar, con muchas cosas en contra, ser mujer, ser de color "chocolate" y además tener que dejar su pais, pero era una mujer grande y consiguio lo que quiso, ejerció su profesión y ayudo a los demás.
 
Marietax no te preocupes ya que todas las mujeres son grandes, solo el tiempo nos dirá cuando ha llegado el momento de cada una. A ella le llegó so momento, el tuyo te lo encontrarás a su debido tiempo. Yo suelo decir que en la vida las personas no somos actores sino los guionistas, quien sabe cuando tendras que escribir un fragmento más heroico hasta entonces lo que queda es aprender.
 
Yo no le llego ni a los talones, cuantito que aprender.
Bueno, Marietax, tampoco hay que comparar. Cada cual tiene su misión en esta vida y todos somos improtantes y necesario excepto aqueloas personas que se convierten en parásitos y quieren medrar a cosata de losd emás. Tú, como todos, tienes tu puesto en la Sociedad y seguro que lo estarás haciendo estupedamente.
Lo que hace falta es que no tengamos ocasión de aoreder de esa enfermera, porque no tengamos la necesidad vivir las circunstancias que vivió.
Un beso
 
Yo suelo decir que en la vida las personas no somos actores sino los guionistas, quien sabe cuando tendras que escribir un fragmento más heroico hasta entonces lo que queda es aprender.
Afortunadamente la vida es muy interesante y todos los días se aprenden cosas nuevas y nuestra profesión es tan enriquecedora, aunque no creo que necesite escribir un fragmento heroico para ser importante, me conformo con aportar mi pequeño granito de arena, si con ello hago grande a mucha gente.
Me siento muy orgullosa de ser enfermera.
 
Afortunadamente la vida es muy interesante y todos los días se aprenden cosas nuevas y nuestra profesión es tan enriquecedora, aunque no creo que necesite escribir un fragmento heroico para ser importante, me conformo con aportar mi pequeño granito de arena, si con ello hago grande a mucha gente.
Me siento muy orgullosa de ser enfermera.
Así me gusta
 
Me encantó éste relato biográfico de la Enfermera, me parece muy heróico, de mucha valentía y humildad.
Tenemos que aprender tanto en ésta vida.
Todos los profesionales de la Salud, tanto Auxiliares de Enfermería, Enfermeros/as, Médicos y los demás componentes de la Sanidad, deberíamos de aprender con ésta historia tan conmovedora.
Nos queda tanto por luchar, tanto por aprender, tanto por vivir, tanto que trabajar...
Espectacular historia.
Ahí se ve el esfuerzo de la Enfermería. Ver tantas personalidades en el área de la Enfermería, que hicieron tantas cosas por salvar vidas, por cuidar enfermos y por darles calor y aprecio, hace que me sienta todavía más orgulloso de ser parte de la Enfermería.
 
Esto demuestra que a lo largo de la historia ha habido mucha gente que ha luchado por esta profesión y creo que deberían servirnos de ejemplo, para seguir nosotros con esa lucha, para que la enfermería siga adelante.
 
En particular, siento que cada uno puede formar una gran historia, como lo fue esta enfermera, quizas no es bueno compararnos porque nuestras habilididades, interezes, espectativas, conocimientos, y todo lo que nos estructura como persona y profesionista, nos hace, como todo el mundo: unico e irrepetible.

Mas uno llega a la encrusijada de su vida, que hacer?, como lo hare? y haciadonde llegare?. Es ampliamente grato y estimulante conocer biografias, como la que nos presenta Marietax.

En lo particular nunca soñé en ser enfermero, y saben, me siento orgulloso y feliz de ser lo que soy y poder dar al projimo, a su familia y a mi pais, un poco del trabajo que uno sabe hacer, y que mayor alegria de hacerlo con gusto y lo mejor posible para asi mejorar, dia a día.

Pero también veo con tristezas que en muchos lugares del mundo, al nosotros personal de enfermeria se nos relega y nos trata peor que sirvientas, que nos falta iniciativa, y que muchos se conforman a pasar sus dias dentro de un piso de hospital, sin mas expectativas, ni cursos, ni interes que el de ir dia a dia, con lo que pareceria una fanca rutina. Que triste es ver a pocas enfermeras asi con ganas de ayudar, sin mas reconocimiento que el saber que los pacientes salen adelante o tuvieron un descanso digno.

Felicitaciones a Marietax, y por que no proponer la bografia de alguna enfermera de nuestra region que hubiese destacado y nunca se le reconoció? menudo trabajo de investigar, pero tambien de honrar y seguir sus ejemplos y mejorarlos.
 
Hola, muy interesante la información expuesta, bueno les quiero comentar que por acá durante un tiempo la universidad estatal de impartía la carrera de enfermería para que las mismas literalmente sirvieran al área medica, actualmente tanto las universidad publica como privada le brindan la preparación necesaria para tomar y externar el criterio propio como todo un profesional en el área, en la actualidad manejamos nuestro criterio y podemos entablar una discusión profesional con el área medica si algo no nos pareces y el cual perjudica al paciente, sumamente interesante ya que los profesionales en enfermería actualmente nos preparamos mas en las diferentes especialidades.
Entre mas conocimiento mayor beneficio para los usuarios de los servicios, mejor desarrollo profesional, el conocimiento es el mundo del saber y de nuestra parte mayor satisfacción en pro del bienestar del paciente, sabemos y entendemos que nuestro primordial objetivo es el bienestar del paciente.
Sigamos creciendo.


Jaime Mora Quintero
Lic: Enfermeria - T.E.M
Puntarenas, COSTA RICA.
 
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