Relato de un Bombero...

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Randall

Colaborador
Hola gente...
Sinceramente hoy Costa Rica amanecio con luto en su alma, por el fallecimiento de 18 personas en un incendio en el Hospital Calderon Guardia, uno de los Hosp. más grandes e importantes del país...

Quiero compartir con todos, el relato de un gran amigo bombero, LuisH, como le decimos de cariño, que me hizo llegar hoy, luego de la ardua labor que realizarón para extinguir las llamas y salvar muchas vidas humanas...

Público literalmente la nota que me envio, la cual me parecé que no ocupa explicación...


Mae = Muletilla para llamar a un amigo
Choza= Casa, Hogar
OIJ= Organismo de investigación Judicial


"mi dia no empezo como los otros, antes de las 4 de la mañana, mi telefono sonaba, me desperto y una voz me decia, mae donde estas ? Diay en la choza durmiendo le dije... mae se esta quemando el Calderon Guardia me dijo,,,, prendi el tele y las tomas eran increibles, creo que no dure mas de 2 minutos y ya estaba en camino al incendio, ya habia pasado mas de hora y media desde que se habia iniciado, al llegar mis compañeros ya tenian el fuego extinguido pero las labores de escombreo apenas empezaban, vaya al 5to piso, saque los hombres que estan ahi y se quedan ustedes trabajando fue la orden que me dieron, el lugar era una calamidad, y un olor a carne quemada rodeaba el lugar, con forme fuimos quitando latas, camillas, sillas de ruedas y demas, fueron apareciendo los cuerpos calcinados de varias personas, contabilice 13 en ese piso, unos en sus camas, otros bajo ellas, otros cerca de las ventanas, la cara de angustia de los enfermeros y doctores que nos veian buscaban algún rastro de vida entre aquellos escombros, no fue asi, el lugar se empezo a llenar de miembros del OIJ que querian la mayor cantidad de indicios para su informe, de un momento a otro un cilindro de algo, que aun no se de que era, empezo una fuga y ordene la evacuacion del lugar, ahi el miedo me invadio pero por dicha no paso a mas, los altos jefes preguntaban que quien habia evacuado el piso y porque a los que tuve que darles explicaciones antes que me reclamaran por pasarles por encima... bueno terminamos las labores, 15 muertos en el piso 5, fuimos al 4 y habian dos mas, una enfermera, que sin una sola quemadura, murio por asfixia, despues de haber salvado a una cantidad no presisa de personas, si una heriona habia caido sin aprobechar cada segundo de sus ultimos de vida para ayudar a otros, la escena le paraba el pelo a cualquiera, luego escuche que aparecio otro mas y la suma hasta este momento llega a 18 personas muertas, me llamo mucho la atencion ver la cantidad de personas que colaboraron en la emergencia y que dieron lo mas que pudieron, para los bomberos la emergencia ya paso, pero para cruz rojista policias y demas servicios privados, aun continua, siguen trasladando enfermos entre hospitales y nuestro sistema hospitalario central esta en este momento colapsado. si ves las noticias te daras cuenta de lo que digo, aunque haberlo vivido desde adentro me deja un sabor diferente......

LuisH Campos
Bomberos Costa Rica"
 
:( mi más sentido pesame a las familias de las victimas y a todas aquellas personas que perdieron a un ser querido en tan lamentable tragedia.
 
Esto que publico a continuacion, no es mas que una reflexion, que nos ayudara a darnos cuenta cuan importante es lo q hacemos...

Porqué soy Bombero
Recuerdo el día que aprobé el examen de admisión en el cuerpo de bomberos con tanta claridad como recuerda un rey el día de su coronación o un cardenal el de su elevación a esa dignidad.

Cuando me enteré de que me había ganado una plaza, colmaron mi vanidad visiones románticas: madres bañadas en lágrimas que me besaban por haber salvado a sus hijos, periodistas que me ensalzaban en sus editoriales, alcaldes que me condecoraban.

Ahora, ocho años después, se ha desvanecido toda visión romántica. He trepado por escaleras de incendios miles de veces; y , a sabiendas de que en cualquier momento el techo podía desplomarse sobre mí, o el piso hundirse, o estallar un explosivo oculto. He visto morir a amigos y he llevado muertos en mis brazos. Justa es la razón de haber escogido al fuego como metáfora del infierno. ¿Qué podría ser más espantoso que la lenta agonía de la piel que se chamusca hasta que se obstruye la garganta? Estar tan cerca de la muerte no me parece nada interesante, nada romántico.

Después de cada incendio el interior de mi nariz queda cubierto de hollín y escupo las flemas negras de mi oficio. Tengo solo 31 años, pero me siento como si tuviera 50.

A veces, después de un siniestro, alguien me pregunta como me encuentro. Me limito a menear la cabeza. Me siento como si hubiese ascendido a una montaña, y gozo de la muda y personal satisfacción de la victoria.

Pienso entonces en el precio que los bomberos tenemos que pagar por esa victoria. ¿Vale la pena ese constante ingerir veneno, ese agotamiento, ese envejecer? En lo económico, no lo vale. Sin embargo, comprendo que no podría desempeñar ningún otro trabajo que me diera una sensación tan grande de triunfo.

Hace poco, después de un incendio, me halle sentado en el vestíbulo de un edificio de viviendas. Los bomberos habíamos salvado a una mujer y a su hijo pequeño, pero se había perdido una niñita de 18 meses. Uno de mis compañeros descendió por la escalera del edificio y fue a sentarse junto a mí. Llevaba en sus brazos a la niña muerta. El rostro de ese bombero estaba cubierto de tizne y de escamas de pintura quemada. Mientras esperábamos que llegara la ambulancia, repetía, una y otra vez: "Pobre criaturita. No la hubieran podido salvar". Alcé la vista y vi que tenía húmedos los ojos: las corneas, rojas por el haberse arrastrado por infinidad de corredores hasta descender a abismos de negro humo, y la luz reflejada por las lágrimas daban brillo a su mirada.

Quisiera que todo aquel que se propone inscribirse para la prueba de admisión en el cuerpo de bomberos pudiera haber visto la tristeza de esos ojos, que explicaban por qué combatimos los incendios. En aquel momento era yo parte de ese hombre sentado en el vestíbulo de una casa de vecindad, y ambos éramos parte de todos los bomberos del mundo. :cry: :wink: :P
 
Este relato es real .. esta conciderado como la tragedia mas grande despues del de las torres gemelas, ocurrio aqui en mi pais, aqui nos podemos dar cuenta de q muchas veces en muestras labores cometemos imprudencias mortales, y entonces en ves de ser uno el lesionado o muerto son 2.... es lamentable pero es la realidad......

UN RELATO DE LA TRAGEDIA DE TACOA


Aun no se disipaba en el horizonte el rosicler del nuevo día, cuando se afanaban en rutinaria labor tres obreros de la Compañía Electricidad de Caracas. Luis Natera, José Manuel Rodríguez y Alexis Alsaul, supervisaban el llenado del Tanque No. 8, uno de los grandes depósitos de combustible del Complejo de Generación Eléctrica de Tacoa, en la Zona de Arrecife, jurisdiccion del antiguo Departamento Varas del Distrito Federal.

El sol comenzaba a ascender sobre el Mar Caribe. Costa afuera, el tanquero Murachi de la Compañía Petrolera Maraven, descargaba por una tubería que corre debajo del lecho marino, 16 mil litros de combustible residual, denominado en la jerga del mercado de la energía fuel oil. Otro brillante domingo –Domingo de Adviento- alentaba la esperanza que siempre despierta en el corazón de los hombres –y los venezolanos son esencialmente optimistas- la renovada promesa del milagro de la Natividad de Jesús. "Ya viene Navidad", soñaban los niños que aun dormían en sus casas de los populosos barrios ubicados en las cercanías.

Nombres criollisimos y pintorescos como "La Cachapera", "Brisas del Mar" y "Arrecife", identificaban a esos lugares habitados por gente cuya condición económica y social varia desde la holgada que mora en "quintas" muy confortables, hasta la marginal que se refugia en "ranchos" de madera, cartón y hojalata. Sin embargo, todos eran asientos de hogares. Y en esos hogares se mantenía viva la luz del renacimiento del hijo de Dios, próximo a cumplirse otra vez.

Arriba en las laderas que suben desde Mamo, cerca de una granja dedicada a la cría de porcinos, un grupo de alegres amigos se preparaba a iniciar un día de bolas criollas. Entre bromas y chistes, descargaban de sus automóviles las "cavitas" llenas de hielo y latas de cerveza, lo mismo que la carne para asar al medio día. Por todas partes en Arrecife cundía esa particular atmósfera de los amaneceres venezolanos frente al mar.

Eran las 06:15 am., fue cuando el demonio descargo el golpe. Un estallido que conmovió las casas, muebles y personas en toda la Parroquia de Catia La Mar, retumbo desde la Tierra hasta los cielos. Una intensa llamarada, semejante a un relámpago surgido de las entrañas del infierno, broto del Tanque No. 8 que se llenaba en el Centro Electroproductor de Tacoa. Luis Natera y José Manuel Rodríguez, dos del trío que vigilaba la operación, fueron alcanzados por el intenso fuego y echados a volar como leves papagayos por la poderosa onda expansiva de la explosión, la cual los envío hacia el mar y hacia la desaparición física. Alexis Alsaul, aunque levemente lesionado, fue afortunado, la explosión apenas lo echo a tierra, de donde se incorporo y, a toda carrera, dio aviso al resto del personal de guardia.

Los Bomberos del Departamento Vargas fueron puestos en movimiento. Con prontitud, 42 efectivos encuadrados en las unidades "A" y "B" llegaron a Tacoa. También ingresaron al lugar 12 Bomberos Marinos de la Capitanía del Puerto de La Guaira y 2 del Servicio Aeronáutico adscritos al Aeropuerto Internacional "Simón Bolívar" de Maiquetia mientras arduamente enfilaban chorros de agua y productos químicos contra las pavorosas llamas, el lugar se llenaba de Policías metropolitanos, Guardias Nacionales, Auxiliares de Defensa Civil, Vigilantes de Transito Terrestre, Técnicos de Petróleos de Venezuela (PDVSA), del Ministerio del Ambiente (MARNR) y de la Armada.

En gran numero también fueron llegando Bomberos del Distrito Sucre del Estado Miranda, de los Teques y de los Estados Aragua y Carabobo. Hombres del Cuerpo Técnico de Policía Judicial (CTPJ) y de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) igualmente se hicieron presentes, muchos de ellos renunciando a su día de asueto. Entretanto, en Caracas, otros protagonistas de la gran tragedia cuyo primer acto estaba en desarrollo, se preparaban para entrar en escena.

Los domingos, en los periódicos y las emisoras de radio y televisión, la asignación de las fuentes de información a los reporteros comienza un poco tarde, pero, el 19 de diciembre de 1982 no admitió tardanza. Los periodistas, los reporteros gráficos, camarografos y asistentes, fueron llamados con premura a sus centros de trabajo.

Con la prisa habitual del trabajo periodístico, los enviados de los distintos medios informativos partieron hacia Arrecife. Todos con la esperanza de lograr una primicia, unos pocos a convertirse ellos mismos en dolorosa noticia. Así, periodistas, ministros, directivos de empresas, Jefes de Bomberos, agentes policiales, médicos, enfermeras y voluntarios de grupos de auxilio convergieron en la autopista que une a Caracas con La Guaira, rumbo al encuentro con una pesadilla que se mudo a la realidad.

En Tacoa, los Bomberos comandados por el Mayor Mario Francisco vegas, había logrado detener el fuego en el Tanque No. 8 y confiaban en controlarlo. Así se lo informaron al Presidente de la Empresa propietaria del Complejo de Tacoa. Algunos habitantes de los barrios cercanos al Centro Electrificador, habían sido evacuados de sus casas por recomendación del Cuerpo de Bomberos. Pero debido al optimismo causado por el favorable desarrollo del trabajo en marcha, el desalojo se paralizo. La vía de acceso hacia Tacoa, es una hondonada, a ambos lados trepaban las viviendas. El camino se lleno de vehículos de la policía, carros de Bomberos y automóviles de la prensa. La gente hormigueaba, presurosa, yendo y viniendo en las diligencias propias de cualquier tarea de extinción de incendios.

Los periodistas y sus ayudantes se dirigieron a pie hacia las cercanías del Tanque No. 9, repleto de combustible pesado, junto al cual aparentemente no había peligro. María Adela Russo (Venezolana de Televisión) ingreso al lugar e inicio el trabajo con sus asistentes. Carlos Moros y el reportero gráfico Salvatore Veneziano (El Universal), hicieron lo mismo. El reportero Arnoldo Peroza (Radio Rumbos), había llegado antes y entrevistado al Mayor Vegas, quien dirigía las operaciones en el lugar.

Entonces, pareció que el mundo se hacia pedazos en una inmensa bola de fuego. El periodista Peroza acababa de transmitir a los estudios de Radio Rumbos, la entrevista echa al Mayor Vegas, cuando escucho una horrísona detonación, varios reporteros de un diario habían decidido volver a Caracas para entregar el material informativo ya recogido por ellos y yendo por la accidentada carretera tuvieron la impresión de que el cielo ardía y un hongo de fuego se elevo mas de mil metros y se extendió por el área. Periodistas del Diario 2001 tuvieron que correr desesperadamente para salvar sus vidas.

El Presidente de la Electricidad de Caracas, Oscar machado Zuloaga vio volar la tapa del Tanque No. 9 y un carro de Bomberos junto al estallido en llamas, y salvo su vida de milagro. El Ministro del Ambiente, Carlos Febres Poveda, se dio cuenta de que irremisiblemente seria alcanzado por el fuego y se lanzo al mar, al igual que otras muchas personas.

Entretanto, los periodistas María Adela Russo, Carlos Moros y Salvatore Veneziano, junto con los camarografos Oswaldo Silva, José Ruiz Carrillo, Oscar José Guerra, Cesar Maldonado y Jesús Osorio (estos dos últimos de Radio Caracas TV), no tuvieron la menor oportunidad cuando estallo el volcán artificial, mientras que el reportero gráfico Roman Rosales perecía bajo el automóvil a bordo del cual había ido a trabajar.

Por la hondonada de acceso a Tacoa, se desbordó una verdadera avenida de fuego destructor. Las llamas abrazadoras, absolutamente destructivas, avanzaban propagándose en derredor. Algunas personas fueron aventadas por puertas y ventanas de sus casas a causa de la onda expansiva. El ayudante de cámaras Freddy García, se encontró de repetente rodeado de fuego, junto a dos agentes de la DISIP. Uno de estos se echo a llorar y a implorar el perdón de Dios, el otro, aterrado por la perspectiva de morir quemado, levanto su arma para suicidarse de un disparo en la sien. El joven García oraba desesperadamente y, en ese momento, vio que el circulo de fuego se abría en un estrecho camino. Por allí se lanzaron él y sus dos compañeros de angustias, topándose con varios Bomberos que llevaban equipos contra incendios y repelentes de humo. Pero las llamas se echaban de nuevo encima de ellos. Huyeron saltando por un barranco, donde García se fracturo una mano en tanto que uno de los efectivos policiales se fracturo las piernas.

Pero ocurría otro drama, para su desesperación, los Bomberos sobrevivientes se dieron cuenta de que dos tanques de agua, puestos allí para casos de emergencia estaban vacíos. Ya los dispositivos automáticos de enfriamiento y combate de incendio habían fallado. Así, la propagación de las llamas fue inevitable y la perdida de vidas una condena fatal. También en el aire hubo sufrimiento y terror. La onda expansiva del estallido del Tanque No. 9 abatió a un helicóptero de la Policía Metropolitana, sus dos tripulantes tuvieron tiempo de lanzarse al mar y alcanzaron tierra a nado. Pero muchas otras, quizá centenares de personas no tuvieron igual suerte.

De entre las llamas y el denso humo surgían como despavoridos espectros, con el cabello y la ropa quemados, hombres, mujeres y niños, muchos de ellos lacerados por el fuego, sangrantes, con los pies desollados. En las laderas de Arrecife y Tacoa, el desbordado río de ardiente combustible pesado arrasaba con vidas y viviendas. La voraz llama subió hasta la cancha de bolas criollas cercana a la granja porcina y destruyo como un relámpago al grupo de jugadores, así se desato la muerte del domingo sangriento.
Mas de 50 Bomberos perdieron la vida en Arrecife, 9 de ellos fueron encontrados calcinados apretados unos contra otros detrás de un muro donde, aparentemente trataron de refugiarse huyendo del fuego. Policías, voluntarios, técnicos, también cayeron en la hecatombe llameante del 19 de diciembre. Millares de habitantes de los barrios ubicados en Arrecife, Tacoa y las Tunitas de Catia La Mar, fueron desalojados y llevados escuelas y el balneario local.

El numero total de víctimas quizá nunca será conocido con exactitud. En la carretera que va de Oricao a Catia la Mar, pasando por Arrecife y Tacoa, quedo una hilera de vehículos automotores de todo tipo, reducidos a escombros metálicos por las llamas de indescriptible poder. Las casas, ennegrecidas, como cascarones de un cuento de terror. El Presidente de la República para esa época, Luis Herrera Campins visito personalmente el horror del área de desastre.



"Unos cayeron por su deber, otros sin saber porque"...
 
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