polvora_PC
e-mergencista experimentado
Roma.- ''En mi vida de socorrista, nunca vi esta situación en Roma y mañana todavía será peor'', afirmaba el miércoles Maurizio Santoni, de 62 años, veterano de los servicios de Protección civil que trabaja desde hace 20 años como voluntario durante los grandes eventos de la ciudad.
Según estos expertos y voluntarios, la situación está todavía ''bajo control'', pero a partir del viernes las cosas se complicarán todavía más.
''Esperamos todavía la llegada de más fieles y además, las grandes personalidades del mundo, todos los jefes de Estado y gobierno que comenzarán a llegar para el funeral del Papa'', añade Santoni.
Hoy el número de fieles presentes en la zona del Vaticano y de la basílica de San Pedro, donde está su capilla ardiente, rondaba el millón de personas. La circulación en el centro de la ciudad era prácticamente imposible.
En total, 6.000 voluntarios de protección civil están trabajando desde hoy para organizar a los peregrinos y mañana, este número se multiplicará por dos en previsión del funeral, que podría reunir a unos dos millones de peregrinos.
Muchos de ellos vienen de puntos remotos de la geografía italiana.
Según las autoridades locales, un autobús sale cada minuto de la estación de tren rumbo al Vaticano, cargado de peregrinos.
Una parte del centro de la ciudad fue cortada al transporte de vehículos particulares pero aún así, los conductores de autobuses perdían la paciencia ante el caos reinante. Ellos tampoco recuerdan una situación semejante, ni siquiera en el Jubileo del 2000.
Era imposible calcular realmente cuántas personas esperaban en los kilómetros de fila que rodeaban el Vaticano para visitar la capilla ardiente del Papa.
Las autoridades avisaron hoy de que los últimos metros de esta procesión y todos los que se unan a ella posteriormente no podrán ver al Papa, ya que la espera supera con creces las doce horas, es decir, la hora prevista para que se cierre al público la basílica para la preparación del funeral del viernes.
Según estos expertos y voluntarios, la situación está todavía ''bajo control'', pero a partir del viernes las cosas se complicarán todavía más.
''Esperamos todavía la llegada de más fieles y además, las grandes personalidades del mundo, todos los jefes de Estado y gobierno que comenzarán a llegar para el funeral del Papa'', añade Santoni.
Hoy el número de fieles presentes en la zona del Vaticano y de la basílica de San Pedro, donde está su capilla ardiente, rondaba el millón de personas. La circulación en el centro de la ciudad era prácticamente imposible.
En total, 6.000 voluntarios de protección civil están trabajando desde hoy para organizar a los peregrinos y mañana, este número se multiplicará por dos en previsión del funeral, que podría reunir a unos dos millones de peregrinos.
Muchos de ellos vienen de puntos remotos de la geografía italiana.
Según las autoridades locales, un autobús sale cada minuto de la estación de tren rumbo al Vaticano, cargado de peregrinos.
Una parte del centro de la ciudad fue cortada al transporte de vehículos particulares pero aún así, los conductores de autobuses perdían la paciencia ante el caos reinante. Ellos tampoco recuerdan una situación semejante, ni siquiera en el Jubileo del 2000.
Era imposible calcular realmente cuántas personas esperaban en los kilómetros de fila que rodeaban el Vaticano para visitar la capilla ardiente del Papa.
Las autoridades avisaron hoy de que los últimos metros de esta procesión y todos los que se unan a ella posteriormente no podrán ver al Papa, ya que la espera supera con creces las doce horas, es decir, la hora prevista para que se cierre al público la basílica para la preparación del funeral del viernes.