Cultura en general...
"Embolia gaseosa"
Embolia producida por la presencia de gas en el interior
del aparato circulatorio.
Las burbujas de gas obstruyen los lechos capilares
produciendo lesiones isquémicas en los territorios
afectados.
Las lesiones no dependen de la composición química
del gas, sino del volumen y la velocidad con la que se
introduce en el aparato circulatorio. Dependiendo del
gas, su disolución en la sangre puede ser más o menos
rápida, desde ese punto de vista se considera que el
helio se disuelve muy rápidamente debido a que su
concentración en sangre es 0.
En la mayoría de los casos la embolia gaseosa suele ser
consecuencia de un accidente quirúrgico.
"Etiología"
Su aparición no es muy frecuente, aunque con el
aumento de la utilización de algunos procedimientos
como la circulación extracorpórea, el acceso al sistema
vascular a través de los vasos, o la toracoscopia y
laparoscopia podría verse favorecida.
Dependiendo del sitio por donde entre el gas se
clasifican en embolia gaseosa venosa o arterial. La
segunda es mucho más infrecuente, aunque de
repercusiones más graves.
La entrada del aire en los vasos puede producirse de
las siguientes formas:
1. Por sección parcial o completa de una vena sin que
se colapsen sus paredes.
2. Por inyección directa de aire en la luz vascular.
Sobre todo en procedimientos con circulación artificial
como la circulación extracorpórea o la hemodiálisis.
"Fisiopatología"
La entrada de aire en las grandes venas del cuello, en
la que la presión venosa en algunos momentos puede
ser ligeramente negativa, puede producirse de forma
espontánea si existe algún orificio en comunicación con
la atmósfera. Para que se produzca una embolia
gaseosa arterial el gas tiene que ser introducido a
presión y esto sólo puede ocurrir en ciertos
procedimientos quirúrgicos como la circulación
extracorpórea (CEC).
El gas, cuando penetra a través de una vena, llega
hasta las cavidades derechas y desde allí puede
alcanzar la arteria pulmonar.
Si la cantidad de gas es importante, puede distender e
irritar las paredes del ventrículo derecho y producir una
parada cardiaca.
Los movimientos cardíacos hacen que el gas y la
sangre se mezclen produciéndose espuma que se aloja
en el corazón derecho y dificulta el retorno venoso,
elevándose la presión venosa central.
Si el gas alcanza la arteria pulmonar las burbujas
bloquean los capilares pulmonares dificultando la
perfusión y originando insuficiencia respiratoria. Por
otro lado, el bloqueo capilar pulmonar hace que la
cantidad de sangre que llegue al corazón izquierdo sea
menor disminuyendo el llenado del ventrículo izquierdo
y, por tanto, el gasto cardiaco.
Si la entrada de gas en la circulación se efectúa a
través de una arteria, el gas producirá fenómenos
embólicos en el territorio de distribución de la misma.
Si la entrada de aire se produce durante un
procedimiento de CEC puede penetrar en las
coronarias produciendo infartos cardíacos masivos o
alcanzar los troncos supraaórticos produciendo infartos
cerebrales. Las burbujas pueden alcanzar cualquier
órgano y provocar lesiones isquémicas a distintos
niveles.
"Clínica"
El cuadro está condicionado por la cantidad de gas, la
velocidad con que entra y la postura del enfermo en el
momento del accidente.
Se considera que entre 5 y 10 cc de gas inyectados de
forma rápida pueden ocasionar la muerte.
Como el gas tiende a ocupar las porciones más
elevadas de los vasos, si el enfermo se encuentra con la
cabeza en declive (posición de Trendelenburg) y en
decúbito lateral izquierdo será más difícil que el gas
alcance la arteria pulmonar y los troncos supraaórticos.
El signo más característico es el silbido producido por la
entrada del aire, y la ausencia de sangrado de la herida
que ha servido como puerta de entrada.
A la auscultación es característico un ruido de molino
producido por los movimientos cardíacos sobre la
mezcla de gas y sangre.
Inmediatamente puede instaurarse una parada cardiaca,
o bien aparecer hipotensión brusca acompañada de
disnea, cianosis, taquicardia y aumento de la presión
venosa con ingurgitación yugular.
A los pocos minutos pueden aparecer signos
neurológicos, como pérdida de la conciencia,
convulsiones tonico-clónicas, midriasis y muerte por
parada cardiaca.
"Profilaxis"
La mejor prevención es una técnica quirúrgica
cuidadosa y depurada.
Debe prestarse atención especial durante las maniobras
de colocación o retirada de vías venosas centrales en
subclavia o yugular, estas maniobras deben realizarse
con el paciente en decúbito supino o incluso con un
ligero Trendelenburg.
"Tratamiento"
En el momento que se sospeche la existencia de
embolia gaseosa se colocará al paciente en posición de
Trendelenburg y en decúbito lateral izquierdo. Con ello
se pretende que el aire se acumule en el vértice del
ventrículo derecho. Al mismo tiempo se inundará el
campo quirúrgico con suero salino para impedir que
siga entrando aire en la luz de los vasos y se aumentará
la concentración de oxígeno en el respirador.
Si la cantidad de gas es importante puede estar indicada
la realización una toracotomía para aspirar el aire del
ventrículo derecho con una aguja de grueso calibre.
En caso de parada cardiaca se realizarán los
procedimientos de RCP habituales.
Es de Traumatismos 9 (Lección 20).Juan F. del Cañizo
https://www.hggm.es/umce/bionic/Lecc20.pdf