Los zaragozanos recuerdan a los once fallecidos de la Casa Cuartel
La AVT aprovechó el aniversario del brutal atentado para "repudiar" el diálogo con ETA.
https://www.heraldo.es/ 12/11/06
M. A. C. Zaragoza | Cientos de ciudadanos se acercaron ayer por la tarde a la parroquia de Santiago para arropar a las familias de los once fallecidos -cinco niños, un adolescente de 16 años, dos mujeres y tres guardias civiles- en el atentado de la Casa Cuartel de Zaragoza, perpetrado por la banda terrorista ETA un 11 de diciembre de 1987.
No hubo actos oficiales ni homenajes, tan sólo una misa que tuvo como prólogo unas escuetas pero emotivas palabras de Pascual Grasa, el agente que aquella fatídica mañana guardaba las puertas del edificio de la avenida de Cataluña. Pedro Ángel, José Ignacio, Silvia, Esther, María, Emilio, Rocío, María Dolores, José, María Carmen y Silvia... Pascual se acordó de todos los que aquella madrugada perdieron la vida. Eran compañeros, sus mujeres, sus hijos, y fueron "sacrificados cruelmente" a manos de quienes "sólo entienden de violencia".
El delegado en Aragón de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), José Marco, también tomó la palabra y aprovechó el aniversario de la masacre para recordar al Gobierno que "nadie puede ser ajeno a la ley, ni siquiera quienes nos regalan el no seguir asesinándonos". "Sólo cabe el cauce legal -dijo-, y cualquier otro camino debe ser repudiado".
El recuerdo de uno de los más sangrientos atentados de la historia de ETA reunió a algunas de las víctimas y a sus familiares. También a decenas de ciudadanos anónimos y a un ramillete de cargos políticos (sobre todo, del Partido Popular). Durante su breve alocución, Marco exigió "Justicia con mayúsculas para los terroristas, que no venganza". El representante de la AVT insistió también en la necesidad de seguir caminando "juntos". "No debemos permitir que nos dividan. De lo contrario, habrán ganado ellos".
Sobre las seis de la mañana, una tremenda explosión sacudió el sueño de los 180 inquilinos de la casa cuartel para despertarlos -en el mejor de los casos- en medio de la peor de sus pesadillas: un edificio partido literalmente por la mitad, en el que el polvo y el humo sólo difuminaban el horror.
Los guardias de puertas aún pudieron ver el coche cargado de explosivos (250 kilos) "que arrastraba por el suelo". No les dio tiempo a dar la voz de alarma, el vehículo estalló y derrumbó el inmueble.
Condenas de 2.354 años
Los dirigentes de ETA que ordenaron el brutal atentado, Francisco Múgica Garmendia "Pakito" y José María Arregui Erostarbe "Fiti", fueron condenados por la Audiencia Nacional a 2.354 años de prisión y al pago de una indemnización de 2,4 millones de euros. Por el atentado de la capital aragonesa también se abrió una causa contra Josu Ternera, que entonces pertenecía a la dirección de ETA.
La sentencia consideró probado que José María Arregui "se hizo cargo de la dirección" del comando que ejecutó el atentado. Francisco Múgica ordenó a Henri Parrot y a los otros miembros del comando "trasladarse a Zaragoza para colocar un automóvil bomba" en el acuartelamiento
La AVT aprovechó el aniversario del brutal atentado para "repudiar" el diálogo con ETA.
https://www.heraldo.es/ 12/11/06
M. A. C. Zaragoza | Cientos de ciudadanos se acercaron ayer por la tarde a la parroquia de Santiago para arropar a las familias de los once fallecidos -cinco niños, un adolescente de 16 años, dos mujeres y tres guardias civiles- en el atentado de la Casa Cuartel de Zaragoza, perpetrado por la banda terrorista ETA un 11 de diciembre de 1987.
No hubo actos oficiales ni homenajes, tan sólo una misa que tuvo como prólogo unas escuetas pero emotivas palabras de Pascual Grasa, el agente que aquella fatídica mañana guardaba las puertas del edificio de la avenida de Cataluña. Pedro Ángel, José Ignacio, Silvia, Esther, María, Emilio, Rocío, María Dolores, José, María Carmen y Silvia... Pascual se acordó de todos los que aquella madrugada perdieron la vida. Eran compañeros, sus mujeres, sus hijos, y fueron "sacrificados cruelmente" a manos de quienes "sólo entienden de violencia".
El delegado en Aragón de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), José Marco, también tomó la palabra y aprovechó el aniversario de la masacre para recordar al Gobierno que "nadie puede ser ajeno a la ley, ni siquiera quienes nos regalan el no seguir asesinándonos". "Sólo cabe el cauce legal -dijo-, y cualquier otro camino debe ser repudiado".
El recuerdo de uno de los más sangrientos atentados de la historia de ETA reunió a algunas de las víctimas y a sus familiares. También a decenas de ciudadanos anónimos y a un ramillete de cargos políticos (sobre todo, del Partido Popular). Durante su breve alocución, Marco exigió "Justicia con mayúsculas para los terroristas, que no venganza". El representante de la AVT insistió también en la necesidad de seguir caminando "juntos". "No debemos permitir que nos dividan. De lo contrario, habrán ganado ellos".
Sobre las seis de la mañana, una tremenda explosión sacudió el sueño de los 180 inquilinos de la casa cuartel para despertarlos -en el mejor de los casos- en medio de la peor de sus pesadillas: un edificio partido literalmente por la mitad, en el que el polvo y el humo sólo difuminaban el horror.
Los guardias de puertas aún pudieron ver el coche cargado de explosivos (250 kilos) "que arrastraba por el suelo". No les dio tiempo a dar la voz de alarma, el vehículo estalló y derrumbó el inmueble.
Condenas de 2.354 años
Los dirigentes de ETA que ordenaron el brutal atentado, Francisco Múgica Garmendia "Pakito" y José María Arregui Erostarbe "Fiti", fueron condenados por la Audiencia Nacional a 2.354 años de prisión y al pago de una indemnización de 2,4 millones de euros. Por el atentado de la capital aragonesa también se abrió una causa contra Josu Ternera, que entonces pertenecía a la dirección de ETA.
La sentencia consideró probado que José María Arregui "se hizo cargo de la dirección" del comando que ejecutó el atentado. Francisco Múgica ordenó a Henri Parrot y a los otros miembros del comando "trasladarse a Zaragoza para colocar un automóvil bomba" en el acuartelamiento