Nigo : "Es duro sacar de un accidente a un herido"
JOAQUIN CARBONELL 20/07/2005
Ambulanciero
Ha estado siete años al volante de ambulancias convencionales, UVI móviles y de colectivos. Se anima a contar sus experiencias en Diario de un ambulanciero (Unaluna ediciones). El libro es atractivo porque denuncia de paso este estresante trabajo.
--¿Y da de sí ese trabajo como para escribir un libro?
--El libro para mí ha sido una terapia, porque escribir algo que te sucede todos los días es una experiencia que te salva del aburrimiento y la depresión...
--¿Puede llegar a sufrir depresión un conductor de ambulancia?
--¡Uf, evidentemente! Los casos, experiencias y vivencias con los que cada día te tienes que enfrentar, son duros y dolorosos a veces. Y en ocasiones es difícil irte del trabajo a casa y no llevártelo contigo.
--Pero, ¿sufren más impresión que un médico, por ejemplo?
--No; me imagino que por igual. Al principio te cuesta mucho superarlo; la primera semana yo me quería ir y luego es como una droga, te engancha y no puedes estar sin él. Es muy duro sacar de un coche a un politraumatizado, y atenderlo sin estar facultado para administrarle algún tipo de medicación que le mitigue el dolor.
--¿Qué cuenta usted en el libro?
--En el libro hay dos partes: el trabajo del ambulanciero en el día a día y luego las deficiencias de que adolece el transporte sanitario. A pesar de la gran cantidad de recursos y medios que se invierten cada año para tener un servicio tan precario.
--Las sirenas, cielos, parece que gozan metiendo bronca.
--Ese es otro tema, es un artículo entero. Se lanzan las ambulancias urgentes para cualquier cosa: cambios de sonda, el abuelo que lleva encamado un año y hay que ir a buscarlo, dolores de cabeza... Muchos de estos servicios te los ponen como urgentes y tenemos que poner la sirena. Y tienes que ir porque si no te podrían culpar por denegación de auxilio. Lo del abuso de la sirena ya es casi una deformación profesional.
--Leo que a menudo un ambulanciero viaja solo...
--Sí, a menudo. Y en cualquier imprevisto es el ambulanciero el que tiene que afrontar la situación. Si tú tienes que conducir no puedes atender al enfermo en la parte de atrás.
--¿Sería una especie de SAMUR?
--El Samur es el modelo a seguir. Pero en Aragón no existe ningún tipo de prueba que te acredite a viajar en una ambulancia como conductor o técnico, como hacen en Madrid con el Samur.
--¿La gente aguanta tiempo en este trabajo?
--Si fuera por el sueldo, no. Cualquiera en sus cabales el primer mes se iría. Existe un factor vocacional por el medio muy grande, que te atrapa y te hace sentirte más solidario y más útil.
JOAQUIN CARBONELL 20/07/2005
Ambulanciero
Ha estado siete años al volante de ambulancias convencionales, UVI móviles y de colectivos. Se anima a contar sus experiencias en Diario de un ambulanciero (Unaluna ediciones). El libro es atractivo porque denuncia de paso este estresante trabajo.
--¿Y da de sí ese trabajo como para escribir un libro?
--El libro para mí ha sido una terapia, porque escribir algo que te sucede todos los días es una experiencia que te salva del aburrimiento y la depresión...
--¿Puede llegar a sufrir depresión un conductor de ambulancia?
--¡Uf, evidentemente! Los casos, experiencias y vivencias con los que cada día te tienes que enfrentar, son duros y dolorosos a veces. Y en ocasiones es difícil irte del trabajo a casa y no llevártelo contigo.
--Pero, ¿sufren más impresión que un médico, por ejemplo?
--No; me imagino que por igual. Al principio te cuesta mucho superarlo; la primera semana yo me quería ir y luego es como una droga, te engancha y no puedes estar sin él. Es muy duro sacar de un coche a un politraumatizado, y atenderlo sin estar facultado para administrarle algún tipo de medicación que le mitigue el dolor.
--¿Qué cuenta usted en el libro?
--En el libro hay dos partes: el trabajo del ambulanciero en el día a día y luego las deficiencias de que adolece el transporte sanitario. A pesar de la gran cantidad de recursos y medios que se invierten cada año para tener un servicio tan precario.
--Las sirenas, cielos, parece que gozan metiendo bronca.
--Ese es otro tema, es un artículo entero. Se lanzan las ambulancias urgentes para cualquier cosa: cambios de sonda, el abuelo que lleva encamado un año y hay que ir a buscarlo, dolores de cabeza... Muchos de estos servicios te los ponen como urgentes y tenemos que poner la sirena. Y tienes que ir porque si no te podrían culpar por denegación de auxilio. Lo del abuso de la sirena ya es casi una deformación profesional.
--Leo que a menudo un ambulanciero viaja solo...
--Sí, a menudo. Y en cualquier imprevisto es el ambulanciero el que tiene que afrontar la situación. Si tú tienes que conducir no puedes atender al enfermo en la parte de atrás.
--¿Sería una especie de SAMUR?
--El Samur es el modelo a seguir. Pero en Aragón no existe ningún tipo de prueba que te acredite a viajar en una ambulancia como conductor o técnico, como hacen en Madrid con el Samur.
--¿La gente aguanta tiempo en este trabajo?
--Si fuera por el sueldo, no. Cualquiera en sus cabales el primer mes se iría. Existe un factor vocacional por el medio muy grande, que te atrapa y te hace sentirte más solidario y más útil.