La NASA tiene plan de emergencia en el caso de desastre espacial

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MARCIA DUNN

Associated Press


CABO CAÑAVERAL, Florida, EEUU - ¿Qué sucedería si el próximo transbordador espacial se viera en dificultades? ¿Qué pasaría si, al igual que el Columbia, resultase averiado en el despeque y los astronautas quedaran en el espacio a bordo de una nave deteriorada?

¿Podrían salvarse?

Cuando el Discovery sea lanzado dentro de algunos meses, habrá una escuadra de rescate de cuatro personas en alerta. Es el plan para lo inconcebible.

"Es un lugar al que no queremos ir. Nos estamos entrenando para una misión que nunca quisiéramos hacer", dice el comandante del equipo, el coronel Steven Lindsey de la fuerza aérea.

Una misión de rescate _que requeriría la aprobación del presidente_ está llena de complicaciones:

_Un segundo lanzamiento debería hacerse apresuradamente sin todas las pruebas habituales, posiblemente poniendo en riesgo al transbordador de rescate _Atlantis_ y a su tripulación.

_Los astronautas en el primer transbordador, el Discovery, se alojarían en la estación espacial internacional en órbita. Destinada a tres personas, estaría atestada con nueve. Y además habría que confiar en que el generador de oxígeno de la estación, a menudo averiado, trabajase bien.

_El Discovery debería ser impulsado a control remoto para que se precipitara al océano a fin de dar espacio al Atlantis en la estación espacial.

_Si todo sale según lo previsto, el Atlantis regresaría a Tierra con una cifra sin precedente de once astronautas.

Y aun si la NASA lograse salir airosa con su plan de emergencia, probablemente significaría el fin del programa de los transbordadores espaciales cinco años prematuramente.

Nunca antes en 44 años de vuelos espaciales tripulados la NASA se ha extremado de tal manera para tener lista una nave de emergencia.

En el Centro Espacial Kennedy, cientos de empleados trabajan sin interrupción en esta posibilidad. El Discovery no puede despegar a menos que el Atlantis esté listo para volar un mes más tarde. Es el requisito que la NASA se ha autoimpuesto para los dos próximos vuelos de transbordadores, y trasciende de la lista de recomendaciones del panel que investigó el accidente del Columbia.

Y es así como está preparado el Atlantis y el equipo comandado por Lindsey. Si el Discovery es lanzado al espacio en mayo, tal como se prevé, la NASA dice que podría lanzar el Atlantis a partir de mediados de junio, un mes antes de lo previsto.

"Estoy listo para hacerlo y me imagino que en ese período de un mes no iría más a casa, probablemente me quedaría a dormir en mi oficina", dice el comandante de la armada Mark Kelly, copiloto de Lindsey.

Kelly agrega que si siete amigos necesitaran volver del espacio, "estoy dispuesto a asumir muchos riesgos y no es una decisión que tenga que tomar más adelante. Ya la he tomado".

Esa decisión la comparten Lindsay, Kelly, Piers Sellers y el reservista Michael Fossum, de la fuerza aérea.

Y no fueron escogidos debido a sus notables aptitudes para el vuelo ni por sus condiciones personales. Sencillamente les había tocado el turno.

Los cuatro tienen entre 40 y 50 años y tienen hijos. Todos menos Sellers son ingenieros: él tiene un doctorado en biometeorología. Todos menos Fossum han ido al espacio.

Lindsey y Kelly fueron pilotos de pruebas. Kelly _cuyo hermano mellizo, Scott, también es astronauta_ volaron misiones en la guerra de Kuwait hace más de una década.

Sellers, nacido en Gran Bretaña, se incorporó al equipo seis meses después, en reemplazo de un astronauta que fue desplazado por motivos médicos no revelados.

Según Lindsey, las probabilidades de que el Discovery se averíe en el despegue con desprendimientos del tanque de combustible son muy escasas debido a todas las mejoras que se han hecho en los dos años desde la tragedia del Columbia.

Lindsey prometió a su esposa y sus tres hijos que, si presume que hay algo inseguro para esta misión o cualquier otra, "no volaré".

A principios de marzo, durante una simulación para el próximo vuelo del Discovery, los encargados de la misión practicaron el debate que tendría lugar en el caso de que el Discovery resultara averiado en el despegue. En ese caso hipotético, se simula que la espacionave resulta dañada por el desprendimiento de trozos de aislamiento, tal como ocurrió con el Columbia.

Mientras corre el reloj, los encargados tienen que decidir si el transbordador será capaz de regresar a Tierra o si los astronautas deben desembarcar en la estación espacial a la espera del rescate. En la simulación, los encargados optan por tratar de reparar el Discovery.

Las principales preocupaciones de la NASA, por ahora, son preparar el Discovery para un lanzamiento a mediados de mayo y el Atlantis para un posible viaje de emergencia a mediados de junio, y mantener la estación espacial en órbita en buenas condiciones.

Estar encerrado en la estación espacial y esperar el rescate conllevaría sus propios problemas. Uno de los astronautas del Discovery, Andrew Thomas, que vivió hace siete años a bordo de la estación espacial rusa Mir, dice que lo que más le preocupa son los aspectos sicosociales de esa situación.

"¿Qué haríamos día a día?", se pregunta Thomas. Dice que las misiones exitosas en situaciones difíciles han dependido de que los tripulantes trabajen en forma constructiva. "Hay que recordar lo que hizo Shackleton".

En una historia clásica de supervivencia, Ernest Shackleton en 1915 guió a sus 27 tripulantes de regreso a tierra firme después que su barco quedó atrapado en los hielos de la Antártida. Para mantener la moral, organizó conciertos, fiestas y certámenes deportivos.
 
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