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e-mergencista experimentado
El simulacro de un gravísimo accidente ferroviario en el sureste de Francia ha puesto de manifiesto la necesidad de unificar procedimientos a nivel europeo, subrayaron hoy los organizadores.
El simulacro, iniciado el martes y en el que han participado cinco países de Europa, incluía el descarrilamiento y la explosión de un convoy de materias químicas peligrosas.
Es 'necesario proceder a una unificación de los procedimientos, con el fin de obtener una mejor coordinación de los equipos', afirmó el encargado de las relaciones internacionales de la Dirección de la Defensa y la Seguridad Civil francesa, coronel Philippe Nardin.
Nardin puso el acento especialmente en la necesidad de unificar las medidas en evacuación de heridos, los parámetros aplicados en la descontaminación y la transmisión de información en la cadena de mando, con el fin de disponer de datos precisos a nivel europeo.
Esas fueron las conclusiones principales del seminario celebrado hoy para analizar los resultados del simulacro y valorar la puesta en marcha de una eventual fuerza de intervención rápida europea de protección civil.
Además de Francia, otros cuatro países europeos participaron en este ejercicio, bautizado 'Euratech 2005': Alemania, que suministró un laboratorio de análisis de productos químicos y un Airbus sanitario, Bélgica, Italia y la República Checa, que aportaron una cadena de descontaminación.
El 'accidente' diseñado para este ejercicio era comparable al que podría producirse en un complejo industrial petroquímico (clasificado Seveso) y causar 1.500 heridos.
Según el escenario, un convoy ferroviario, cuyos vagones cisterna contenían carburantes líquidos o gases licuados tóxicos, y que también transportaba, en plataformas, cubas de materiales peligrosos, descarrilaba cerca de la estación ferroviaria de Portes-les-Valence, en un lugar próximo al tren Lyon-Avignon, cuyos cristales estallaban, y a una zona residencial.
El carburante se inflamaba en el acto, uno de los vagones explosionaba cerca de un tren de pasajeros inmovilizado, lo que causaba quemaduras graves a numerosos personas, mientras que se expandían humos tóxicos de los productos químicos derramados.
Surgían incendios secundarios en los vagones con productos químicos, lo que generaba más humos tóxicos que dejaban fuera de juego a los primeros equipos de auxilio.
El objetivo del ejercicio era poner a prueba el conjunto de las cadenas de organización y mando de un país víctima de una catástrofe de este tipo, y activar el mecanismo europeo de protección civil al pedir al centro de información y seguimiento en Bruselas la asistencia de los Estados miembros de la Unión Europea (UE).
El simulacro, iniciado el martes y en el que han participado cinco países de Europa, incluía el descarrilamiento y la explosión de un convoy de materias químicas peligrosas.
Es 'necesario proceder a una unificación de los procedimientos, con el fin de obtener una mejor coordinación de los equipos', afirmó el encargado de las relaciones internacionales de la Dirección de la Defensa y la Seguridad Civil francesa, coronel Philippe Nardin.
Nardin puso el acento especialmente en la necesidad de unificar las medidas en evacuación de heridos, los parámetros aplicados en la descontaminación y la transmisión de información en la cadena de mando, con el fin de disponer de datos precisos a nivel europeo.
Esas fueron las conclusiones principales del seminario celebrado hoy para analizar los resultados del simulacro y valorar la puesta en marcha de una eventual fuerza de intervención rápida europea de protección civil.
Además de Francia, otros cuatro países europeos participaron en este ejercicio, bautizado 'Euratech 2005': Alemania, que suministró un laboratorio de análisis de productos químicos y un Airbus sanitario, Bélgica, Italia y la República Checa, que aportaron una cadena de descontaminación.
El 'accidente' diseñado para este ejercicio era comparable al que podría producirse en un complejo industrial petroquímico (clasificado Seveso) y causar 1.500 heridos.
Según el escenario, un convoy ferroviario, cuyos vagones cisterna contenían carburantes líquidos o gases licuados tóxicos, y que también transportaba, en plataformas, cubas de materiales peligrosos, descarrilaba cerca de la estación ferroviaria de Portes-les-Valence, en un lugar próximo al tren Lyon-Avignon, cuyos cristales estallaban, y a una zona residencial.
El carburante se inflamaba en el acto, uno de los vagones explosionaba cerca de un tren de pasajeros inmovilizado, lo que causaba quemaduras graves a numerosos personas, mientras que se expandían humos tóxicos de los productos químicos derramados.
Surgían incendios secundarios en los vagones con productos químicos, lo que generaba más humos tóxicos que dejaban fuera de juego a los primeros equipos de auxilio.
El objetivo del ejercicio era poner a prueba el conjunto de las cadenas de organización y mando de un país víctima de una catástrofe de este tipo, y activar el mecanismo europeo de protección civil al pedir al centro de información y seguimiento en Bruselas la asistencia de los Estados miembros de la Unión Europea (UE).