Durante estos tres días he realizado, siempre de rojo, multitud de tareas: desde recoger llamadas en el Centro Coordinador, hasta un preventivo en una manifestación, pasando por atender a familiares de víctimas en tanatorios.
He hablado con compañeros y con amigos que han perdido a seres queridos, y también con compañeros que estuvieron en la zona de los atentados y que lo recordarán siempre...
En estos días tan sólo me he quitado el uniforme para hacer un examen el Viernes a primera hora, y estaba deseando terminar para volver al trabajo...
Tan sólo he podido escribir un post relacionado con el tema, y más por falta de ganas que de tiempo. He rechazado cubrir esta noche otro servicio de atención psicosocial en un cementerio, ya que no hubiera podido rendir.
Ahora, de nuevo en casa y tras charlar un rato con los amigos me doy cuenta de que no lo he asumido en absoluto, de que sigo con la mentalidad de hacer todo lo que pueda, y ahora lo que me corresponde es descansar para poder plantearse todo de nuevo y sacar un rato (y energía) para echar un vistazo a la lista de fallecidos identificados, ya que tengo conocidos por todo el Corredor.
Me considero afortunado, ya que no tengo ningún amigo cercano ni familiar directo afectado (en gran parte debido a la huelga de personal universitario), y además soy consciente de que hay muchísimas personas que han trabajado en este tema mucho más duramente que yo. A ellos, y por supuesto a las víctimas y sus familiares y amigos, un abrazo y mi apoyo incondicional.
Emilio