JORGE SECO
e-mergencista experimentado
El fuego destruye los montes de Galicia ante la impotencia general. Los helicópteros, hidroaviones, forestales y bomberos no dieron abasto.
Un total de 33 incendios forestales, cuatro de ellos con el máximo nivel de alerta al entrañar peligro para las personas, afectaron ayer a Galicia, llegando uno de ellos a amenazar varias viviendas de Santiago. El municipio compostelano y los de Brión, Moaña y Cerdedo fueron los que sufrieron los daños más importantes. El tráfico también padeció las consecuencias del fuego, siendo preciso cortar varias carreteras, entre ellas la autopista AP-9.
La cercanía de un incendio dispara la máxima alerta en Santiago.
Santiago era ayer una auténtica antorcha. Un incendio, presuntamente intencionado, asoló desde las 14.45 horas un gran número de hectáreas de monte a los pies del Pedroso. Empezó en Sarela, pero el viento del norte consiguió que el fuego llegase a las casas y se extendiera hasta los barrios de Vidán y Figueiras. A las 17.40 horas, la Consellería de Medio Ambiente decretó la alerta 1 para la zona. Es decir, "hay peligro para la vida humana".
En Sarela de Arriba se quemaron dos casas que estaban abandonadas. Otras tres estuvieron también amenazadas, aunque, a última hora de ayer, sufría aún mayor peligro la de los octogenarios María Fernández Carril y Maximino Fraga Viqueira, de Sarela de Abaixo. Veían desesperados cómo tres brigadas forestales luchaban para que no perdiesen su vivienda. "Nunca limpian nada. El monte está lleno de rastrojos", se lamentaba de pie Maximino, al lado de un pajar y un cobertizo, donde relinchaba su caballo.
Dos helicópteros se afanaban para tirar agua, una y otra vez, sobre su huerta. Pero el peligro no cesaba porque el viento avivaba continuamente la llama.
Los demás vecinos seguían también en guardia. Uno de ellos explicaba que el fuego "comenzó por el puente de Santo Domingo". Otros comentaban que se inició antes; en A Granxa, entre Bar y Rueiro. Hay hidroaviones, coches de bomberos y forestales por todos lados, así como municipales. Todos estaban agotados y sucios por las cenizas.
"Es el mayor incendio que recuerdo en mi vida", señaló una señora. Se puede ver desde cualquier calle de Santiago. "Estaremos unos 15 policías locales, 10 bomberos y otros 25 forestales en Sarela", comentaba un agente. Su misión era vigilar para que ningún vecino corra peligro: "Se han desalojado 9 casas", informa. Son las 19.00 horas y, en este momento de caos, llega también una grúa: "Recogeré los coches para que no se incendien".
El concejal de Cultura, Néstor Rego, estaba allí y, a su lado, uno de los desalojados grita: "Es una vergüenza, estamos rodeados de fuego, y hasta nos han cortado el agua". Rego explica, sin embargo, que "el calor hizo reventar la tubería, por eso se cortó el suministro". En Vidán la situación no era por entonces mejor: los vecinos tienen que ser desalojados, y lloran a pie de calle.
Más de 4.000 hectáreas arrasadas en Pontevedra
Motobomba calcinada en Noia. Una motobomba del Grumir de Noia quedó calcinada ayer, tras ser alcanzada por la llamas, en las labores de extinción de un fuego declarado en el monte de San Lois, que se prolongaron hasta la tarde.
Un total de 33 incendios forestales, cuatro de ellos con el máximo nivel de alerta al entrañar peligro para las personas, afectaron ayer a Galicia, llegando uno de ellos a amenazar varias viviendas de Santiago. El municipio compostelano y los de Brión, Moaña y Cerdedo fueron los que sufrieron los daños más importantes. El tráfico también padeció las consecuencias del fuego, siendo preciso cortar varias carreteras, entre ellas la autopista AP-9.
La cercanía de un incendio dispara la máxima alerta en Santiago.
Santiago era ayer una auténtica antorcha. Un incendio, presuntamente intencionado, asoló desde las 14.45 horas un gran número de hectáreas de monte a los pies del Pedroso. Empezó en Sarela, pero el viento del norte consiguió que el fuego llegase a las casas y se extendiera hasta los barrios de Vidán y Figueiras. A las 17.40 horas, la Consellería de Medio Ambiente decretó la alerta 1 para la zona. Es decir, "hay peligro para la vida humana".
En Sarela de Arriba se quemaron dos casas que estaban abandonadas. Otras tres estuvieron también amenazadas, aunque, a última hora de ayer, sufría aún mayor peligro la de los octogenarios María Fernández Carril y Maximino Fraga Viqueira, de Sarela de Abaixo. Veían desesperados cómo tres brigadas forestales luchaban para que no perdiesen su vivienda. "Nunca limpian nada. El monte está lleno de rastrojos", se lamentaba de pie Maximino, al lado de un pajar y un cobertizo, donde relinchaba su caballo.
Dos helicópteros se afanaban para tirar agua, una y otra vez, sobre su huerta. Pero el peligro no cesaba porque el viento avivaba continuamente la llama.
Los demás vecinos seguían también en guardia. Uno de ellos explicaba que el fuego "comenzó por el puente de Santo Domingo". Otros comentaban que se inició antes; en A Granxa, entre Bar y Rueiro. Hay hidroaviones, coches de bomberos y forestales por todos lados, así como municipales. Todos estaban agotados y sucios por las cenizas.
"Es el mayor incendio que recuerdo en mi vida", señaló una señora. Se puede ver desde cualquier calle de Santiago. "Estaremos unos 15 policías locales, 10 bomberos y otros 25 forestales en Sarela", comentaba un agente. Su misión era vigilar para que ningún vecino corra peligro: "Se han desalojado 9 casas", informa. Son las 19.00 horas y, en este momento de caos, llega también una grúa: "Recogeré los coches para que no se incendien".
El concejal de Cultura, Néstor Rego, estaba allí y, a su lado, uno de los desalojados grita: "Es una vergüenza, estamos rodeados de fuego, y hasta nos han cortado el agua". Rego explica, sin embargo, que "el calor hizo reventar la tubería, por eso se cortó el suministro". En Vidán la situación no era por entonces mejor: los vecinos tienen que ser desalojados, y lloran a pie de calle.
Más de 4.000 hectáreas arrasadas en Pontevedra
Motobomba calcinada en Noia. Una motobomba del Grumir de Noia quedó calcinada ayer, tras ser alcanzada por la llamas, en las labores de extinción de un fuego declarado en el monte de San Lois, que se prolongaron hasta la tarde.