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e-mergencista experimentado
Renfe y ADIF investigan el origen del accidente, que interrumpió durante seis horas la circulación de los ferrocarriles de seis grandes líneas y cinco rutas regionales
MIRTHA ORALLO/LEÓN
El accidente es el octavo en la región desde el 2002
El tren Talgo Altaria que cubre el recorrido Gijón-Alicante descarriló a las 11.50 horas de ayer a cinco kilómetros de la capital leonesa, en Torneros del Bernesga. Por causas todavía desconocidas la locomotora y los dos primeros coches se salieron de la vía y volcaron lateralmente. A continuación se incendió el segundo vagón, que es donde se alojan los generadores que proporcionan electricidad y calefacción.
El resto de los coches no llegaron a volcar, pero sí perdieron el contacto con uno de los raíles y quedaron inclinados, con un lateral completamente en el aire. El origen del descarrilamiento ya está siendo investigado por Renfe y el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), una labor que se vio dificultada por el hecho de que hasta la una del mediodía la caja negra no pudo ser recuperada, puesto que se encontraba dentro del vagón que fue pasto de las llamas.
Una parte de la catenaria se cayó y como consecuencia de ello las vías quedaron inutilizadas, lo que afectó a la circulación de seis trenes de grandes líneas y cinco regionales en el tramo Palencia-León. Renfe habilitó una vía alternativa hacia las tres de la tarde para los trenes diésel, pero la circulación ferroviaria no se restableció en su totalidad hasta las 19.30 horas. Para conseguirlo trabajaron desde poco después del accidente una veintena de operarios, que con una locomotora de arrastre y armados con soldadores y radiales se afanaron en levantar la locomotora y los vagones -con el propósito de poder liberar la vía- y también en reparar los cables de la catenaria.
En el tren viajaban 115 pasajeros, según el Subdelegado del Gobierno de León, Francisco Álvarez, de los que muchos tuvieron que ser atendidos en el lugar del siniestro por el personal del 112 debido a contusiones y magulladuras de carácter leve. 27 de ellos fueron trasladados posteriormente hasta el Hospital de León -entre ellos tres niños- en las cinco ambulancias convencionales que acudieron al lugar, aunque prácticamente todos fueron dados de alta tras hacerles las radiografías y pruebas pertinentes. El resto de los viajeros tuvieron que esperar, con su equipaje, la llegada de tres autobuses fletados por Renfe que les llevaron a sus destinos. Algunos decidieron quedarse en León porque tenían familiares heridos en los hospitales, mientras que otros retornaron a su lugar de origen.
Además de la Guardia Civil y los operarios y responsables de Renfe, hasta la zona del siniestro acudió una dotación de bomberos de León, que se ocupó de extinguir el fuego originado en el segundo vagón. Hasta allí llegó también el helicóptero del 112 con base en Astorga y la UVI móvil de León aunque, al no haberse producido heridos de gravedad, ninguno de los dos intervino.
El convoy había partido a las nueve y veinte de la mañana de Asturias con siete vagones de pasajeros, además de la locomotora y el furgón generador en el que se produjo el incendio. Sobre las causas del accidente, y hasta que se conozca la versión oficial, los propios pasajeros comentaban que «se produjo porque el tren iba a cambiar de raíl e iba demasiado rápido, y entonces se cruzó el primer vagón y volcó». Hasta la zona se acercaron numerosos curiosos y vecinos, que se mezclaron con los familiares de los pasajeros que acababan de coger el tren en León capital, los periodistas y los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad.
Poco después de producirse el descarrilamiento el subdelegado del Gobierno central en León, Francisco Álvarez, se desplazó hasta el lugar para conocer de primera mano lo ocurrido. Álvarez hizo hincapié en que «de ninguna manera el siniestro tiene relación alguna con causas externas, como por ejemplo un atentado».
Interrogado sobre el estado de la vía o de los semáforos que rodean el cruce de caminos ferroviarios en el que se produjo el accidente, el subdelegado prefirió no dar pistas sobre ninguna posible causa. Francisco Álvarez se felicitó, eso sí, por la buena labor y la rapidez de los servicios de emergencias y seguridad, y aseguró que «a pesar de la aparatosidad del accidente por suerte no ha sucedido nada grave, solo daños materiales». Posteriormente se reunió con los heridos que estaban en el hospital, donde conoció con más detalle su situación y supo que a las 19.00 horas todos ellos ya habían recibido el alta.
MIRTHA ORALLO/LEÓN
El accidente es el octavo en la región desde el 2002
El tren Talgo Altaria que cubre el recorrido Gijón-Alicante descarriló a las 11.50 horas de ayer a cinco kilómetros de la capital leonesa, en Torneros del Bernesga. Por causas todavía desconocidas la locomotora y los dos primeros coches se salieron de la vía y volcaron lateralmente. A continuación se incendió el segundo vagón, que es donde se alojan los generadores que proporcionan electricidad y calefacción.
El resto de los coches no llegaron a volcar, pero sí perdieron el contacto con uno de los raíles y quedaron inclinados, con un lateral completamente en el aire. El origen del descarrilamiento ya está siendo investigado por Renfe y el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), una labor que se vio dificultada por el hecho de que hasta la una del mediodía la caja negra no pudo ser recuperada, puesto que se encontraba dentro del vagón que fue pasto de las llamas.
Una parte de la catenaria se cayó y como consecuencia de ello las vías quedaron inutilizadas, lo que afectó a la circulación de seis trenes de grandes líneas y cinco regionales en el tramo Palencia-León. Renfe habilitó una vía alternativa hacia las tres de la tarde para los trenes diésel, pero la circulación ferroviaria no se restableció en su totalidad hasta las 19.30 horas. Para conseguirlo trabajaron desde poco después del accidente una veintena de operarios, que con una locomotora de arrastre y armados con soldadores y radiales se afanaron en levantar la locomotora y los vagones -con el propósito de poder liberar la vía- y también en reparar los cables de la catenaria.
En el tren viajaban 115 pasajeros, según el Subdelegado del Gobierno de León, Francisco Álvarez, de los que muchos tuvieron que ser atendidos en el lugar del siniestro por el personal del 112 debido a contusiones y magulladuras de carácter leve. 27 de ellos fueron trasladados posteriormente hasta el Hospital de León -entre ellos tres niños- en las cinco ambulancias convencionales que acudieron al lugar, aunque prácticamente todos fueron dados de alta tras hacerles las radiografías y pruebas pertinentes. El resto de los viajeros tuvieron que esperar, con su equipaje, la llegada de tres autobuses fletados por Renfe que les llevaron a sus destinos. Algunos decidieron quedarse en León porque tenían familiares heridos en los hospitales, mientras que otros retornaron a su lugar de origen.
Además de la Guardia Civil y los operarios y responsables de Renfe, hasta la zona del siniestro acudió una dotación de bomberos de León, que se ocupó de extinguir el fuego originado en el segundo vagón. Hasta allí llegó también el helicóptero del 112 con base en Astorga y la UVI móvil de León aunque, al no haberse producido heridos de gravedad, ninguno de los dos intervino.
El convoy había partido a las nueve y veinte de la mañana de Asturias con siete vagones de pasajeros, además de la locomotora y el furgón generador en el que se produjo el incendio. Sobre las causas del accidente, y hasta que se conozca la versión oficial, los propios pasajeros comentaban que «se produjo porque el tren iba a cambiar de raíl e iba demasiado rápido, y entonces se cruzó el primer vagón y volcó». Hasta la zona se acercaron numerosos curiosos y vecinos, que se mezclaron con los familiares de los pasajeros que acababan de coger el tren en León capital, los periodistas y los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad.
Poco después de producirse el descarrilamiento el subdelegado del Gobierno central en León, Francisco Álvarez, se desplazó hasta el lugar para conocer de primera mano lo ocurrido. Álvarez hizo hincapié en que «de ninguna manera el siniestro tiene relación alguna con causas externas, como por ejemplo un atentado».
Interrogado sobre el estado de la vía o de los semáforos que rodean el cruce de caminos ferroviarios en el que se produjo el accidente, el subdelegado prefirió no dar pistas sobre ninguna posible causa. Francisco Álvarez se felicitó, eso sí, por la buena labor y la rapidez de los servicios de emergencias y seguridad, y aseguró que «a pesar de la aparatosidad del accidente por suerte no ha sucedido nada grave, solo daños materiales». Posteriormente se reunió con los heridos que estaban en el hospital, donde conoció con más detalle su situación y supo que a las 19.00 horas todos ellos ya habían recibido el alta.