Todo parece indicar, a la espera del atestado, que un despiste del conductor provocó que el vehículo se saliese de la vía chocando contra la roca y desviando su trayectoria al lado contrario para, tras impactar con la valla, caer ladera abajo
No se imaginaban los turistas que a esas horas de la tarde fotografiaban Toledo desde Doce Cantos y el puente de Alcántara que sus objetivos captarían instantánea tan espectacular: un vehículo con una pareja de jóvenes ocupantes se precipitaba por el terraplén que separa la carretera del Valle del Tajo -en las proximidades del restaurante La Cubana- quedando a escasos metros de las aguas del río. Suena a tópico pero, una vez más, todo quedó en un susto. «Un sustazo», según comentaban las asistencias sanitarias y policiales que se personaron en el lugar de los hechos.
El suceso, que tenía lugar en torno a las 19 horas, se saldaba, «aparentemente» y en principio, con los dos jóvenes heridos leves. Fuentes sanitarias que intervinieron en el siniestro, pese a destacar el carácter «reservado» del pronóstico, coincidían en señalar la ausencia de lesiones de importancia. De hecho, las mismas fuentes aseguraban que ambos heridos abandonaron el vehículo -que presentaba un aspecto totalmente destrozado- «conscientes y por su propio pie». Pese a ello, dos UVI móviles les trasladaron al Hospital Virgen de la Salud para proceder a una observación más detallada. Las caras de la pareja lo decían todo. El chico, tumbado en la camilla, recibía la atención médica necesaria. La chica, con collarín incluido, accedía a la ambulancia andando, apenas ayudadas por algunos miembros de la citada asistencia.
Según los primeros indicios, y a la espera de las conclusiones del atestado, agentes de la Policía Local -acompañados por una patrulla de la Policía Nacional- informaban de que podía tratarse de un «despiste».
«El vehículo se dirigía en dirección a La Cubana y parece que un despiste originó la salida de vía provocando que chocase contra las rocas presentes en la zona y que alterase su trayectoria, volviéndose a salir de la vía por el lado izquierdo -cruzándose de carril-, impactando contra tres vallas protectoras y precipitándose por el terraplén presumiblemente dando algunas vueltas de campana y, con la suerte, de no llegar a caer al río», explicaba de una manera gráfica la Policía Local.
La espectacularidad del suceso hizo que en los alrededores de la carretera del Valle fuese inevitable la concentración de curiosos. La Policía Local, quien intentó regular el tráfico rodado en la zona en todo momento, procedió a acordonar de manera inmediata la parte que, tras el impacto, se había quedado sin valla. Rastros de la misma se observaban fácilmente desde arriba junto a las inmediaciones del vehículo.
Las ambulancias ponían rumbo al hospital justo cuando se ponía a llover con fuerza disolviendo a los allí presentes.
No se imaginaban los turistas que a esas horas de la tarde fotografiaban Toledo desde Doce Cantos y el puente de Alcántara que sus objetivos captarían instantánea tan espectacular: un vehículo con una pareja de jóvenes ocupantes se precipitaba por el terraplén que separa la carretera del Valle del Tajo -en las proximidades del restaurante La Cubana- quedando a escasos metros de las aguas del río. Suena a tópico pero, una vez más, todo quedó en un susto. «Un sustazo», según comentaban las asistencias sanitarias y policiales que se personaron en el lugar de los hechos.
El suceso, que tenía lugar en torno a las 19 horas, se saldaba, «aparentemente» y en principio, con los dos jóvenes heridos leves. Fuentes sanitarias que intervinieron en el siniestro, pese a destacar el carácter «reservado» del pronóstico, coincidían en señalar la ausencia de lesiones de importancia. De hecho, las mismas fuentes aseguraban que ambos heridos abandonaron el vehículo -que presentaba un aspecto totalmente destrozado- «conscientes y por su propio pie». Pese a ello, dos UVI móviles les trasladaron al Hospital Virgen de la Salud para proceder a una observación más detallada. Las caras de la pareja lo decían todo. El chico, tumbado en la camilla, recibía la atención médica necesaria. La chica, con collarín incluido, accedía a la ambulancia andando, apenas ayudadas por algunos miembros de la citada asistencia.
Según los primeros indicios, y a la espera de las conclusiones del atestado, agentes de la Policía Local -acompañados por una patrulla de la Policía Nacional- informaban de que podía tratarse de un «despiste».
«El vehículo se dirigía en dirección a La Cubana y parece que un despiste originó la salida de vía provocando que chocase contra las rocas presentes en la zona y que alterase su trayectoria, volviéndose a salir de la vía por el lado izquierdo -cruzándose de carril-, impactando contra tres vallas protectoras y precipitándose por el terraplén presumiblemente dando algunas vueltas de campana y, con la suerte, de no llegar a caer al río», explicaba de una manera gráfica la Policía Local.
La espectacularidad del suceso hizo que en los alrededores de la carretera del Valle fuese inevitable la concentración de curiosos. La Policía Local, quien intentó regular el tráfico rodado en la zona en todo momento, procedió a acordonar de manera inmediata la parte que, tras el impacto, se había quedado sin valla. Rastros de la misma se observaban fácilmente desde arriba junto a las inmediaciones del vehículo.
Las ambulancias ponían rumbo al hospital justo cuando se ponía a llover con fuerza disolviendo a los allí presentes.
