Mulder
e-mergencista experimentado
Ante la atención de un paciente seropositivo que nos confiese serlo, lo primero que hemos de asegurar es el estado general de la persona, así como localizar los focos sangrantes que pueda tener con el fin de mantenerlos en continua vigilancia.
Si el paciente muestra indicios de poder ser drogodependiente, le preguntaremos amablemente si lleva algún tipo de utensilio con el que nos podamos cortar o pinchar, en caso de que disponga de él (jeringuillas, navajas, etc) le facilitaremos el biocontenedor para que sea él quien lo tire antes de emprender la marcha de la ambulancia.
Si necesitamos realizar maniobras de hemostasia, lo haremos de manera normal, siempre y cuando respetemos las medidas higiénicas base (uso de guantes y cobertura de nuestras heridas).
Cabe recordar que la infección del VIH es complicada en el personal sanitario pues se trata de un virus anaerobio que en contacto con el aire muere rápidamente.
Tendremos especial cuidado con pacientes VIH+ cuya hemorragia afecte a una arteria, adoptando todas las medidas de bloqueo oportunas y activando la vista y los reflejos al 100%.
El trato de un paciente seropositivo suele levantar especial pánico y lleva al sanitario a alcanzar un momento hipocondríaco por el riesgo que supone y sus fatales consecuencias (a día de hoy), no obstante lo recomendado es que se lleve con moderación, se proceda a la desinfección rigurosa de manos, brazos y cara con desinfectantes jabonosos que a día de hoy juegan vital importancia entre el personal sanitario.
Si existen síntomas de SIDA se procederá al aislamiento táctil y respiratorio, si está estable, se multiplicará por mil la vista y los reflejos por el múltiple riesgo que puede acarrear una persona que padece el SIDA.
Asimismo y por último, recordar que el proceso de epitelización es corto y a las tres o cuatro horas de que nos hagamos un pequeño corte o raspazo y aunque se vea todavía la herida, ésta puede estar ya aislada al exterior por eso es casi imposible el contagio solo por la sangre.
El acceso del virus por vía oral (sangre en la boca) no ha de suponer mayor problema, siempre y cuando el paciente no tenga una enfermedad infecciosa respiratoria, como puede ser una tuberculosis, etc. O cuando no hayamos procedido a la limpieza de las piezas dentales en un plazo mínimo de 30 minutos o tengamos algún problema de sangrado de las encías o aftas ulcerosas esofágicas o traqueales, pues en principio el VIH sería reducido por los ácidos del estómago.
Un buen consejo sanitario es el de hacerse donante de sangre, advirtiendo al médico responsable que somos personal sanitario, así realizaremos un control periódico y eficaz de enfermedades infecciosas, además de realizar una obra social si estamos sanos.
Si el paciente muestra indicios de poder ser drogodependiente, le preguntaremos amablemente si lleva algún tipo de utensilio con el que nos podamos cortar o pinchar, en caso de que disponga de él (jeringuillas, navajas, etc) le facilitaremos el biocontenedor para que sea él quien lo tire antes de emprender la marcha de la ambulancia.
Si necesitamos realizar maniobras de hemostasia, lo haremos de manera normal, siempre y cuando respetemos las medidas higiénicas base (uso de guantes y cobertura de nuestras heridas).
Cabe recordar que la infección del VIH es complicada en el personal sanitario pues se trata de un virus anaerobio que en contacto con el aire muere rápidamente.
Tendremos especial cuidado con pacientes VIH+ cuya hemorragia afecte a una arteria, adoptando todas las medidas de bloqueo oportunas y activando la vista y los reflejos al 100%.
El trato de un paciente seropositivo suele levantar especial pánico y lleva al sanitario a alcanzar un momento hipocondríaco por el riesgo que supone y sus fatales consecuencias (a día de hoy), no obstante lo recomendado es que se lleve con moderación, se proceda a la desinfección rigurosa de manos, brazos y cara con desinfectantes jabonosos que a día de hoy juegan vital importancia entre el personal sanitario.
Si existen síntomas de SIDA se procederá al aislamiento táctil y respiratorio, si está estable, se multiplicará por mil la vista y los reflejos por el múltiple riesgo que puede acarrear una persona que padece el SIDA.
Asimismo y por último, recordar que el proceso de epitelización es corto y a las tres o cuatro horas de que nos hagamos un pequeño corte o raspazo y aunque se vea todavía la herida, ésta puede estar ya aislada al exterior por eso es casi imposible el contagio solo por la sangre.
El acceso del virus por vía oral (sangre en la boca) no ha de suponer mayor problema, siempre y cuando el paciente no tenga una enfermedad infecciosa respiratoria, como puede ser una tuberculosis, etc. O cuando no hayamos procedido a la limpieza de las piezas dentales en un plazo mínimo de 30 minutos o tengamos algún problema de sangrado de las encías o aftas ulcerosas esofágicas o traqueales, pues en principio el VIH sería reducido por los ácidos del estómago.
Un buen consejo sanitario es el de hacerse donante de sangre, advirtiendo al médico responsable que somos personal sanitario, así realizaremos un control periódico y eficaz de enfermedades infecciosas, además de realizar una obra social si estamos sanos.