JORGE SECO
e-mergencista experimentado
Chatarra contra incendios
• Descoordinación, pilotos que no hablan español, informes de casi colisiones y condiciones lamentables de trabajo son una realidad de este duro trabajo en la extinción de fuegos.
01/08/05
Descoordinación, pilotos que no hablan español, informes de casi colisiones y condiciones lamentables de trabajo son una realidad de este duro trabajo en la extinción de fuegos. Un tercio de los helicópteros que trabajan en la extinción de incendios son lo que los pilotos llaman “chatarras volantes”. Descoordinación, pilotos que no hablan español, informes de casi colisiones y condiciones lamentables de trabajo son la realidad de este duro trabajo. Todo ello salió a relucir en el terrible incendio de Guadalajara.
Los pilotos lo pidieron hasta la saciedad, desde el mismo sábado. Pero ardió el monte, murieron los chicos del retén, y hasta el martes el coordinador del incendio que arrasó el Alto Tajo no dio la orden de que alguien con una motosierra talara tres árboles, tres solitarios árboles entre 13.000 hectáreas quemadas, que no dejaban a los helicópteros tomar agua de la balsa.
La diferencia, que la cadencia de bombardeo de los helicópteros fuera muy inferior. Había sobre el bosque ardiente hasta 14 aviones y cinco helicópteros, pero la descoordinación dio ventaja a las llamas por encima del despliegue precipitado por la tragedia de la muerte de los chicos del retén. La descoordinación en Guadalajara no fue consecuencia de las dimensiones del incendio.
Más información en la revista Interviú
• Descoordinación, pilotos que no hablan español, informes de casi colisiones y condiciones lamentables de trabajo son una realidad de este duro trabajo en la extinción de fuegos.
01/08/05
Descoordinación, pilotos que no hablan español, informes de casi colisiones y condiciones lamentables de trabajo son una realidad de este duro trabajo en la extinción de fuegos. Un tercio de los helicópteros que trabajan en la extinción de incendios son lo que los pilotos llaman “chatarras volantes”. Descoordinación, pilotos que no hablan español, informes de casi colisiones y condiciones lamentables de trabajo son la realidad de este duro trabajo. Todo ello salió a relucir en el terrible incendio de Guadalajara.
Los pilotos lo pidieron hasta la saciedad, desde el mismo sábado. Pero ardió el monte, murieron los chicos del retén, y hasta el martes el coordinador del incendio que arrasó el Alto Tajo no dio la orden de que alguien con una motosierra talara tres árboles, tres solitarios árboles entre 13.000 hectáreas quemadas, que no dejaban a los helicópteros tomar agua de la balsa.
La diferencia, que la cadencia de bombardeo de los helicópteros fuera muy inferior. Había sobre el bosque ardiente hasta 14 aviones y cinco helicópteros, pero la descoordinación dio ventaja a las llamas por encima del despliegue precipitado por la tragedia de la muerte de los chicos del retén. La descoordinación en Guadalajara no fue consecuencia de las dimensiones del incendio.
Más información en la revista Interviú