Víctor
Colaborador
Según aparece publicado en la revista "Aviador" (revista oficial de la COPAC)...
Santi Fuster Foz. Colegiado Nº 1359
Ya desde hace bastantes años, la idea que ha presidido la organización operativa del servicio de helicópteros sanitarios de Cataluña, en lo que se refiere a las personas involucradas y en particular a las tripulaciones, ha sido la de considerar que todo el personal que desarrolla sus diferentes funciones abordo debe constituir un único equipo. Este equipo, aunando las capacidades específicas tanto del personal técnico aeronáutico como del personal médico (médicos y enfermería), debe constituir una tripulación unitaria, conjugando las funciones que son propias de cada estamento, combinadas con las que inicialmente no les son propias, para llevar a cabo la misión, que es una, salvar vidas, de manera cohesionada, profesional y segura. Para ello, nos parecía imprescindible que cada equipo, tanto el aeronáutico, como el sanitario, contara con una formación suficiente en relación con las labores del otro, que permitiera que unos y otros pudieran colaborar eficazmente y formar una única tripulación especializada en el trabajo a desarrollar, la asistencia y transporte médico en el medio aéreo.
Para materializar esa idea, es necesario seguir tres vías diferentes. Una de ellas, a menudo olvidada, es dar cumplimiento a lo establecido en el apéndice 1 de las JAR-OPS 3, en referencia a la responsabilidad del operador en tomar todas las medidas razonables necesarias para que el personal de tierra de los servicios de emergencia esté formado y conozca cuestiones como los procedimientos radio con helicópteros, selección de lugares adecuados para operaciones HEMS, peligros potenciales del uso del helicóptero, control del personal en el entorno de los helicópteros y reacción ante un accidente del propio helicóptero. En este sentido, recientemente se ha llevado a cabo, mediante un curso específico, la formación del personal de coordinación del SEM/061 de Cataluña.
Por otra parte, se debe especializar a los pilotos y copilotos que ejercen sus funciones en helicópteros medicalizados. El objetivo es que reciban una formación similar a la de los técnicos de transporte sanitario, pero adaptada al transporte aéreo y complementada con conocimientos relacionados con la fisiopatología del transporte aéreo, así como facilitar un conocimiento exhaustivo de los diferentes equipos electromédicos y sistemas de gases medicinales instalados en los helicópteros. Esa especialización de los pilotos debe contemplarse desde diferentes vertientes. Por una parte, es fundamental que conozcan los diferentes equipos montados y usados a bordo, con mención especial de las posibles interrelaciones entre estos y los sistemas propios del helicóptero. Por otra parte, es importante que tengan los conocimientos específicos suficientes para poder tomar decisiones adecuadas en cuanto a la conducción del vuelo y su adaptación al estado patológico de los pacientes. Por último, puede ser necesaria la colaboración directa de los tripulantes aeronáuticos en la atención a los pacientes, en especial en labores auxiliares que puedan aligerar al equipo asistencial de la gran carga de trabajo con que se encuentran en los escenarios de los accidentes y permitirles ejercer sus funciones propias de una manera más eficaz. Toda la cuestión relacionada con la formación de los pilotos sanitarios ya ha sido tratada en esta revista en el artículo sobre el I Curso de pilotos HEMS, organizado por el COPAC el pasado mes de diciembre.
Tripulante HEMS
En este artículo vamos a referirnos a la tercera cuestión, es decir, a la formación de los tripulantes HEMS. Veamos primero qué es un tripulante HEMS, según lo estipulado en las JAR-OPS 3: persona asignada a un vuelo de HEMS con el fin de atender a cualquier persona, transportada en el helicóptero, que necesite ayuda médica y de asistir al piloto durante la misión. Queda claro que el tripulante HEMS debe aunar la capacidad de proporcionar ayuda médica y la de colaborar con el piloto durante la misión. Es importante destacar que en las JAR también se contempla otra figura, el “pasajero médico”, pero esta difiere de la de tripulante HEMS, principalmente en que se trata de un ocupante ocasional del helicóptero, que no forma parte de su tripulación. Precisamente es el hecho de la continuidad en el servicio en helicópteros sanitarios, lo que hace que la figura a aplicar tanto a médicos como enfermeros que forman parte de estos equipos helitransportados y que están asignados a un helicóptero o base sanitaria, sea la de tripulante sanitario. Mientras la DGAC no establezca formalmente los requisitos oficiales para poder contar con la titulación oficial de tripulante HEMS, cualquier médico o enfermero que desarrolla su trabajo de manera no ocasional en un helicóptero sanitario, entra dentro de la consideración de tripulante HEMS y debe recibir la formación adecuada para ello.
En el servicio de helicópteros sanitarios de Cataluña, ya desde hace muchos años se tiene la convicción de que el camino correcto para llevar a cabo una operación eficaz, adecuada y segura pasa por la formación y especialización del personal de abordo. Como es lógico, en los primeros años (mediados de los 80), se empezó con mucha ilusión y se intentó esa especialización de una manera autodidacta, puesto que no sólo no había normativa al respecto, sino que tampoco había una experiencia previa, a nivel nacional, que marcara el camino a seguir. Así, a lo largo de los años, cada vez se fue dando más importancia al hecho de poder proporcionar una adecuada formación al personal que se iba incorporando al servicio. Desde luego, siempre se intentó evitar que el personal adscrito a los helicópteros sanitarios estuviera constituido por profesionales que se limitaran a ejercer sus funciones abordo sin más implicación con la operación y trató de promoverse una integración de todo el equipo, con un intercambio de formación, buscando aumentar la cohesión de la tripulación. Poco a poco, fue implantándose una formación aeronáutica que pretendía transmitir unas nociones mínimas sobre aquellas cuestiones inicialmente desconocidas para médicos y enfermeros que debían volar, buscando formar en ellos un criterio suficiente para poder desenvolverse y actuar de manera correcta y segura en ese ambiente que les era ajeno, y las habilidades necesarias para facilitar un apoyo y un asesoramiento mutuo que redundara en la seguridad y la eficacia de la operación. No olvidemos que la operación se llevaba a cabo con un único piloto y era imprescindible que el personal sanitario asumiera funciones vinculadas con la seguridad del helicóptero o de su entorno, sobre todo en los servicios primarios en vías públicas.
Santi Fuster Foz. Colegiado Nº 1359
Ya desde hace bastantes años, la idea que ha presidido la organización operativa del servicio de helicópteros sanitarios de Cataluña, en lo que se refiere a las personas involucradas y en particular a las tripulaciones, ha sido la de considerar que todo el personal que desarrolla sus diferentes funciones abordo debe constituir un único equipo. Este equipo, aunando las capacidades específicas tanto del personal técnico aeronáutico como del personal médico (médicos y enfermería), debe constituir una tripulación unitaria, conjugando las funciones que son propias de cada estamento, combinadas con las que inicialmente no les son propias, para llevar a cabo la misión, que es una, salvar vidas, de manera cohesionada, profesional y segura. Para ello, nos parecía imprescindible que cada equipo, tanto el aeronáutico, como el sanitario, contara con una formación suficiente en relación con las labores del otro, que permitiera que unos y otros pudieran colaborar eficazmente y formar una única tripulación especializada en el trabajo a desarrollar, la asistencia y transporte médico en el medio aéreo.
Para materializar esa idea, es necesario seguir tres vías diferentes. Una de ellas, a menudo olvidada, es dar cumplimiento a lo establecido en el apéndice 1 de las JAR-OPS 3, en referencia a la responsabilidad del operador en tomar todas las medidas razonables necesarias para que el personal de tierra de los servicios de emergencia esté formado y conozca cuestiones como los procedimientos radio con helicópteros, selección de lugares adecuados para operaciones HEMS, peligros potenciales del uso del helicóptero, control del personal en el entorno de los helicópteros y reacción ante un accidente del propio helicóptero. En este sentido, recientemente se ha llevado a cabo, mediante un curso específico, la formación del personal de coordinación del SEM/061 de Cataluña.
Por otra parte, se debe especializar a los pilotos y copilotos que ejercen sus funciones en helicópteros medicalizados. El objetivo es que reciban una formación similar a la de los técnicos de transporte sanitario, pero adaptada al transporte aéreo y complementada con conocimientos relacionados con la fisiopatología del transporte aéreo, así como facilitar un conocimiento exhaustivo de los diferentes equipos electromédicos y sistemas de gases medicinales instalados en los helicópteros. Esa especialización de los pilotos debe contemplarse desde diferentes vertientes. Por una parte, es fundamental que conozcan los diferentes equipos montados y usados a bordo, con mención especial de las posibles interrelaciones entre estos y los sistemas propios del helicóptero. Por otra parte, es importante que tengan los conocimientos específicos suficientes para poder tomar decisiones adecuadas en cuanto a la conducción del vuelo y su adaptación al estado patológico de los pacientes. Por último, puede ser necesaria la colaboración directa de los tripulantes aeronáuticos en la atención a los pacientes, en especial en labores auxiliares que puedan aligerar al equipo asistencial de la gran carga de trabajo con que se encuentran en los escenarios de los accidentes y permitirles ejercer sus funciones propias de una manera más eficaz. Toda la cuestión relacionada con la formación de los pilotos sanitarios ya ha sido tratada en esta revista en el artículo sobre el I Curso de pilotos HEMS, organizado por el COPAC el pasado mes de diciembre.
Tripulante HEMS
En este artículo vamos a referirnos a la tercera cuestión, es decir, a la formación de los tripulantes HEMS. Veamos primero qué es un tripulante HEMS, según lo estipulado en las JAR-OPS 3: persona asignada a un vuelo de HEMS con el fin de atender a cualquier persona, transportada en el helicóptero, que necesite ayuda médica y de asistir al piloto durante la misión. Queda claro que el tripulante HEMS debe aunar la capacidad de proporcionar ayuda médica y la de colaborar con el piloto durante la misión. Es importante destacar que en las JAR también se contempla otra figura, el “pasajero médico”, pero esta difiere de la de tripulante HEMS, principalmente en que se trata de un ocupante ocasional del helicóptero, que no forma parte de su tripulación. Precisamente es el hecho de la continuidad en el servicio en helicópteros sanitarios, lo que hace que la figura a aplicar tanto a médicos como enfermeros que forman parte de estos equipos helitransportados y que están asignados a un helicóptero o base sanitaria, sea la de tripulante sanitario. Mientras la DGAC no establezca formalmente los requisitos oficiales para poder contar con la titulación oficial de tripulante HEMS, cualquier médico o enfermero que desarrolla su trabajo de manera no ocasional en un helicóptero sanitario, entra dentro de la consideración de tripulante HEMS y debe recibir la formación adecuada para ello.
En el servicio de helicópteros sanitarios de Cataluña, ya desde hace muchos años se tiene la convicción de que el camino correcto para llevar a cabo una operación eficaz, adecuada y segura pasa por la formación y especialización del personal de abordo. Como es lógico, en los primeros años (mediados de los 80), se empezó con mucha ilusión y se intentó esa especialización de una manera autodidacta, puesto que no sólo no había normativa al respecto, sino que tampoco había una experiencia previa, a nivel nacional, que marcara el camino a seguir. Así, a lo largo de los años, cada vez se fue dando más importancia al hecho de poder proporcionar una adecuada formación al personal que se iba incorporando al servicio. Desde luego, siempre se intentó evitar que el personal adscrito a los helicópteros sanitarios estuviera constituido por profesionales que se limitaran a ejercer sus funciones abordo sin más implicación con la operación y trató de promoverse una integración de todo el equipo, con un intercambio de formación, buscando aumentar la cohesión de la tripulación. Poco a poco, fue implantándose una formación aeronáutica que pretendía transmitir unas nociones mínimas sobre aquellas cuestiones inicialmente desconocidas para médicos y enfermeros que debían volar, buscando formar en ellos un criterio suficiente para poder desenvolverse y actuar de manera correcta y segura en ese ambiente que les era ajeno, y las habilidades necesarias para facilitar un apoyo y un asesoramiento mutuo que redundara en la seguridad y la eficacia de la operación. No olvidemos que la operación se llevaba a cabo con un único piloto y era imprescindible que el personal sanitario asumiera funciones vinculadas con la seguridad del helicóptero o de su entorno, sobre todo en los servicios primarios en vías públicas.