Eusebio
e-mergencista experimentado
Hola
Este fin de semana he tenido la oportunidad de asistir a uno de los entrenamientos que este grupo de rescate realiza regularmente. Mi impresión sólo la puede definir una sóla palabra: FANTASTICO.
Debo reconocer que mis conocimientos sobre este mundo son limitados, aunque siempre he estado interesado, y por tanto no voy a entrar en detalles técnicos que no conozco y mis comentarios se van a limitar a decir lo que ví.
Nos trasladamos a las afueras de Madrid, a una casa totalmente derruida y llena de escombros. Tras las presentaciones iniciales se nos dieron unas instrucciones para no entorpecer la labor de los perros y se nos brindó la oportunidad que todos deseábamos de figurar como víctimas para que los éstos nos localizaran. Evidentemente, los voluntarios afloraron inmediatamente.
La primera figurante (Peque) fue debidamente protegida y “enterrada” bajo las ruinas.
A todo esto, por supuesto, los perros totalmente fuera de cualquier radio de acción de las demolición. Se inició la búsqueda. El resultado? Nos dejó a todos boquiabiertos. El perro se dirigió inmediatamente hacia las ruinas con unos deseos y energía increíbles, entró por una de las ventanas, olfateó , salió inmediatamente, entró en otra de las estancias, hizo lo propio y se dirigió a una esquina del edificio. Comenzó a olfatear el aire y se dirigió a la esquina opuesta con gran seguridad. Le perdimos de vista y al cabo de muy breves segundos segundos se le oía ladrar con gran ansiedad. Había localizado a la víctima.
¿ Que decir ? Nada, no voy a decir nada, yo sólo explico. Nos quedamos mirando incrédulos todos los asistentes y no pudimos resistir la tentación de aplaudir.
Las palabras de Peque, cuando fue extraída, sucia, sudando abundantemente y agotada por la tensión, fueron muy significativas “Es increíble, no puedo imaginar qué debe sentir una persona sepultada en los escombros.. se pasa realmente mal....”
Acto seguido, comenzó a jugar con el perro que la había localizado, ya que éste no paraba de requerir su atención.
Así se efectuaron varias búsquedas, sustituyendo los perros y las víctimas y todas ellas con un resultado muy similar por no decir idéntico . Por supuesto, las “víctimas “ estaban situadas en distintas zonas de los escombros.
Se efectuaron diversas pruebas, incluyendo a los 8 compañeros que acudimos contaminando la escena, moviendo los escombros como si estuviéramos buscando, haciendo ruido, y los perros en ningún momento nos prestaron la más mínima atención. No les interesábamos lo más mínimo, la indiferencia fue absoluta.
Para finalizar, nuestro queridísimo amigo Balto, el perro de Isabel, fue sometido a una prueba que me parece digna de mención. Malagarrubia se ocultó en una zona alta (2,5- 3 m.) para que Balto la buscase. Isabel tomó a Balto e inició un paseo cerca de la zona donde se encontraba Malagarrubia. La reacción de Balto fue instantánea: Iba andando tranquilamente, jugando con Isabel (yo iba a 3 escasos metros tras ellos y lo ví perfectamente) y cuando estábamos a unos 10 m. Balto giró la cabeza, nervioso y con la atención centrada en las ruinas. Isabel continuó caminando, pero Balto ya no estaba interesado en el paseo. Quería dirigirse hacia una zona alta de las ruinas. Isabel lo desató, le dio una orden que no entendí muy bien y salió como una flecha hacia esa zona. No veía por donde subir, así que comenzó a dar vueltas en la base ladrando y reclamando la atención de Isabel mientras miraba hacia donde se encontraba Malagarrubia. Nos dirigimos todos hacia allí y lo que ya me dejó boquiabierto es que Isabel miró a Balto y le dijo: “Otra” y el perro pasó de prestar atención a Málaga a iniciar otra búsqueda de un sepultado.
Señores, los ejercicios finalizaron a las 22,30 h. , y ninguno de los allí presentes deseábamos darlo por finalizado
.
Tras estos ejercicios, Juan Burgos, Angel Marfany e Isabel Herrán se brindaron a explicar y comentar cualquier otra duda que no hubieran aclarado cuando se finalizaba cada ejercicio, porque hay que decir que tras cada uno de ellos les “agobiábamos” con una sarta de preguntas y dudas a las que en todo momento el grupo respondió con envidiable profesionalidad y en un clima de colaboración total.
Desde aquí quiero felicitar a este grupo, por la profesionalidad , diligencia y disciplina que hicieron gala en todo momento de trabajo, por la simpatía con que nos atendieron, por brindarnos esta gran oportunidad y, en una palabra, por su EFECTIVIDAD.
Las personas que asistimos fuimos:
- Isabel Herrán, con su perro Balto
- Juan Burgos, con Kraus y Mae (creo que este último era así)
- Angel Marfany con Ice y Nitro
- Esther (Peque), Mª José (Malagarubia), Marina (Estel), Toñi (Aceitunilla), Susana (no es forera) todas ellas hicieron de víctimas. Un aplauso para ellas.
- Javier (Javier Isis), José (Jmdcadm) y Eusebio (Eusebio).
Se nos comentó que faltaban varios perros, de los que lamento no recordar el nombre aunque sé que sus propietarios se llamaban Miguel y Belén porque nos hablaron de ellos. Deseo hacerles extensivas mis felicitaciones, ya que tras ver como funciona el grupo, ya sé de su calidad.
Muchas gracias, GIPRM-IAE, seguid con vuestra labor y en esta línea, que yo os aseguro que ganásteis mi total confianza.
Un saludo
Este fin de semana he tenido la oportunidad de asistir a uno de los entrenamientos que este grupo de rescate realiza regularmente. Mi impresión sólo la puede definir una sóla palabra: FANTASTICO.
Debo reconocer que mis conocimientos sobre este mundo son limitados, aunque siempre he estado interesado, y por tanto no voy a entrar en detalles técnicos que no conozco y mis comentarios se van a limitar a decir lo que ví.
Nos trasladamos a las afueras de Madrid, a una casa totalmente derruida y llena de escombros. Tras las presentaciones iniciales se nos dieron unas instrucciones para no entorpecer la labor de los perros y se nos brindó la oportunidad que todos deseábamos de figurar como víctimas para que los éstos nos localizaran. Evidentemente, los voluntarios afloraron inmediatamente.
La primera figurante (Peque) fue debidamente protegida y “enterrada” bajo las ruinas.
A todo esto, por supuesto, los perros totalmente fuera de cualquier radio de acción de las demolición. Se inició la búsqueda. El resultado? Nos dejó a todos boquiabiertos. El perro se dirigió inmediatamente hacia las ruinas con unos deseos y energía increíbles, entró por una de las ventanas, olfateó , salió inmediatamente, entró en otra de las estancias, hizo lo propio y se dirigió a una esquina del edificio. Comenzó a olfatear el aire y se dirigió a la esquina opuesta con gran seguridad. Le perdimos de vista y al cabo de muy breves segundos segundos se le oía ladrar con gran ansiedad. Había localizado a la víctima.
¿ Que decir ? Nada, no voy a decir nada, yo sólo explico. Nos quedamos mirando incrédulos todos los asistentes y no pudimos resistir la tentación de aplaudir.
Las palabras de Peque, cuando fue extraída, sucia, sudando abundantemente y agotada por la tensión, fueron muy significativas “Es increíble, no puedo imaginar qué debe sentir una persona sepultada en los escombros.. se pasa realmente mal....”
Acto seguido, comenzó a jugar con el perro que la había localizado, ya que éste no paraba de requerir su atención.
Así se efectuaron varias búsquedas, sustituyendo los perros y las víctimas y todas ellas con un resultado muy similar por no decir idéntico . Por supuesto, las “víctimas “ estaban situadas en distintas zonas de los escombros.
Se efectuaron diversas pruebas, incluyendo a los 8 compañeros que acudimos contaminando la escena, moviendo los escombros como si estuviéramos buscando, haciendo ruido, y los perros en ningún momento nos prestaron la más mínima atención. No les interesábamos lo más mínimo, la indiferencia fue absoluta.
Para finalizar, nuestro queridísimo amigo Balto, el perro de Isabel, fue sometido a una prueba que me parece digna de mención. Malagarrubia se ocultó en una zona alta (2,5- 3 m.) para que Balto la buscase. Isabel tomó a Balto e inició un paseo cerca de la zona donde se encontraba Malagarrubia. La reacción de Balto fue instantánea: Iba andando tranquilamente, jugando con Isabel (yo iba a 3 escasos metros tras ellos y lo ví perfectamente) y cuando estábamos a unos 10 m. Balto giró la cabeza, nervioso y con la atención centrada en las ruinas. Isabel continuó caminando, pero Balto ya no estaba interesado en el paseo. Quería dirigirse hacia una zona alta de las ruinas. Isabel lo desató, le dio una orden que no entendí muy bien y salió como una flecha hacia esa zona. No veía por donde subir, así que comenzó a dar vueltas en la base ladrando y reclamando la atención de Isabel mientras miraba hacia donde se encontraba Malagarrubia. Nos dirigimos todos hacia allí y lo que ya me dejó boquiabierto es que Isabel miró a Balto y le dijo: “Otra” y el perro pasó de prestar atención a Málaga a iniciar otra búsqueda de un sepultado.
Señores, los ejercicios finalizaron a las 22,30 h. , y ninguno de los allí presentes deseábamos darlo por finalizado
.
Tras estos ejercicios, Juan Burgos, Angel Marfany e Isabel Herrán se brindaron a explicar y comentar cualquier otra duda que no hubieran aclarado cuando se finalizaba cada ejercicio, porque hay que decir que tras cada uno de ellos les “agobiábamos” con una sarta de preguntas y dudas a las que en todo momento el grupo respondió con envidiable profesionalidad y en un clima de colaboración total.
Desde aquí quiero felicitar a este grupo, por la profesionalidad , diligencia y disciplina que hicieron gala en todo momento de trabajo, por la simpatía con que nos atendieron, por brindarnos esta gran oportunidad y, en una palabra, por su EFECTIVIDAD.
Las personas que asistimos fuimos:
- Isabel Herrán, con su perro Balto
- Juan Burgos, con Kraus y Mae (creo que este último era así)
- Angel Marfany con Ice y Nitro
- Esther (Peque), Mª José (Malagarubia), Marina (Estel), Toñi (Aceitunilla), Susana (no es forera) todas ellas hicieron de víctimas. Un aplauso para ellas.
- Javier (Javier Isis), José (Jmdcadm) y Eusebio (Eusebio).
Se nos comentó que faltaban varios perros, de los que lamento no recordar el nombre aunque sé que sus propietarios se llamaban Miguel y Belén porque nos hablaron de ellos. Deseo hacerles extensivas mis felicitaciones, ya que tras ver como funciona el grupo, ya sé de su calidad.
Muchas gracias, GIPRM-IAE, seguid con vuestra labor y en esta línea, que yo os aseguro que ganásteis mi total confianza.
Un saludo