tanidya
e-mergencista experimentado
Alertan en Gipuzkoa del riesgo para bebés de atragantamiento con frutos secos
Cada año hay dos o tres casos que precisan intervención quirúrgica. Un bebé falleció hace tres días en el Goierri tras ingerir una aceituna
AMAIA CHICO/
SAN SEBASTIÁN. DV. Una avellana, un pistacho o una simple pipa pueden ser el origen de un fatal accidente que en el mejor de los casos será recordado como una anécdota infantil, pero que en el peor de todos puede incluso conllevar la muerte. Con esta rotundidad, los especialistas en pediatría advierten de un peligro latente del que la mayoría de los adultos no es consciente, pero que cada año en Gipuzkoa genera dos o tres intervenciones quirúrgicas serias en menores de cinco años.
No existe un registro sobre el número de accidentes caseros que sufren los niños pequeños por ingesta de cuerpos extraños, pero desde el Hospital Donostia aseguran que son frecuentes, la mayor parte de las veces, sin consecuencias, pero dos o tres casos al año con un grave riesgo para la vida del menor, por obstruir las vías bronquiales. El último, ocurrido el pasado fin de semana, provocó la muerte de un bebé en el Goierri, tras ingerir una aceituna. Esta fatalidad, sin embargo, no es ni mucho menos habitual. «Yo sólo recuerdo otro caso similar en Gipuzkoa hace quince años», asegura el jefe de la sección de Urgencias e Intensivos de Pediatría del mencionado centro.
El doctor Joseba Landa insiste, aún y todo, en el peligro que supone para los niños pequeños meterse en la boca determinados alimentos. «Los menores de cinco años no deberían tener acceso a ningún tipo de fruto seco -avellanas, pistachos, cacahuetes o pipas-, caramelos duros, aceitunas porque a esa edad todavía no lo van a masticar bien y les entran muy fácil», explica.
¿Pero qué síntomas alertan de que un niño se está atragantando? «Si cuando está comiendo empieza a toser significa que el cuerpo se ha ido por la vía aérea. Si no se desatasca puede comenzar a hacer un ruido al respirar (estidor) o, si la obstrucción es total, comenzar a ponerse azul por la falta de oxígeno (cianótico) y quedar inconsciente o incluso morir», explica.
El doctor Landa recuerda que, en estos casos, el tiempo de reacción es mínimo, 2 ó 3 minutos, «no da tiempo a que llegue una ambulancia», por lo que es necesario actuar rápidamente. «Sólo hay que intentar sacar el cuerpo extraño de la boca cuando se sabe que se puede sacar, cuando se ve, ya que si no puede introducirse más adentro», instruye como primera medida a tener en cuenta.
Los siguientes pasos son las maniobras de urgencia que permiten expulsar el elemento obstructor, «que puede ser de cualquier tamaño», recuerda Landa. «En bebés de menos de un año hay que colocarles boca abajo y darles golpes en la espalda. Y, a partir de esa edad, practicar la maniobra de Heimlich, que consiste en apretar la tripa del atragantado». De la efectividad de estas técnicas, que incluso el doctor tuvo que practicar hace poco en una sidrería, puede depender la vida de una persona, en este caso de un niño. «Si hay una obstrucción parcial de la vía respiratoria puede ser necesaria una broncoscopia, que conlleva riesgo de infecciones».
Vigilancia
Para evitar estos accidentes, el especialista en pediatría insiste en la necesidad de «tener siempre vigilados a los pequeños. No pueden hacer lo mismo que sus hermanos mayores», recuerda.
Estos casos de asfixia son, sin embargo los menos habituales entre los accidentes de menores, que según un estudio realizado hace cinco años por el Gobierno Vasco, la mitad se producen en el hogar. Los accidentes de tráfico, intoxicaciones y caídas son los percances más habituales en los menores, hecho contra el que más de cien profesionales de pediatría del País Vasco ilustran desde hace años a los padres en las consultas rutinarias.
Cada año hay dos o tres casos que precisan intervención quirúrgica. Un bebé falleció hace tres días en el Goierri tras ingerir una aceituna
AMAIA CHICO/
SAN SEBASTIÁN. DV. Una avellana, un pistacho o una simple pipa pueden ser el origen de un fatal accidente que en el mejor de los casos será recordado como una anécdota infantil, pero que en el peor de todos puede incluso conllevar la muerte. Con esta rotundidad, los especialistas en pediatría advierten de un peligro latente del que la mayoría de los adultos no es consciente, pero que cada año en Gipuzkoa genera dos o tres intervenciones quirúrgicas serias en menores de cinco años.
No existe un registro sobre el número de accidentes caseros que sufren los niños pequeños por ingesta de cuerpos extraños, pero desde el Hospital Donostia aseguran que son frecuentes, la mayor parte de las veces, sin consecuencias, pero dos o tres casos al año con un grave riesgo para la vida del menor, por obstruir las vías bronquiales. El último, ocurrido el pasado fin de semana, provocó la muerte de un bebé en el Goierri, tras ingerir una aceituna. Esta fatalidad, sin embargo, no es ni mucho menos habitual. «Yo sólo recuerdo otro caso similar en Gipuzkoa hace quince años», asegura el jefe de la sección de Urgencias e Intensivos de Pediatría del mencionado centro.
El doctor Joseba Landa insiste, aún y todo, en el peligro que supone para los niños pequeños meterse en la boca determinados alimentos. «Los menores de cinco años no deberían tener acceso a ningún tipo de fruto seco -avellanas, pistachos, cacahuetes o pipas-, caramelos duros, aceitunas porque a esa edad todavía no lo van a masticar bien y les entran muy fácil», explica.
¿Pero qué síntomas alertan de que un niño se está atragantando? «Si cuando está comiendo empieza a toser significa que el cuerpo se ha ido por la vía aérea. Si no se desatasca puede comenzar a hacer un ruido al respirar (estidor) o, si la obstrucción es total, comenzar a ponerse azul por la falta de oxígeno (cianótico) y quedar inconsciente o incluso morir», explica.
El doctor Landa recuerda que, en estos casos, el tiempo de reacción es mínimo, 2 ó 3 minutos, «no da tiempo a que llegue una ambulancia», por lo que es necesario actuar rápidamente. «Sólo hay que intentar sacar el cuerpo extraño de la boca cuando se sabe que se puede sacar, cuando se ve, ya que si no puede introducirse más adentro», instruye como primera medida a tener en cuenta.
Los siguientes pasos son las maniobras de urgencia que permiten expulsar el elemento obstructor, «que puede ser de cualquier tamaño», recuerda Landa. «En bebés de menos de un año hay que colocarles boca abajo y darles golpes en la espalda. Y, a partir de esa edad, practicar la maniobra de Heimlich, que consiste en apretar la tripa del atragantado». De la efectividad de estas técnicas, que incluso el doctor tuvo que practicar hace poco en una sidrería, puede depender la vida de una persona, en este caso de un niño. «Si hay una obstrucción parcial de la vía respiratoria puede ser necesaria una broncoscopia, que conlleva riesgo de infecciones».
Vigilancia
Para evitar estos accidentes, el especialista en pediatría insiste en la necesidad de «tener siempre vigilados a los pequeños. No pueden hacer lo mismo que sus hermanos mayores», recuerda.
Estos casos de asfixia son, sin embargo los menos habituales entre los accidentes de menores, que según un estudio realizado hace cinco años por el Gobierno Vasco, la mitad se producen en el hogar. Los accidentes de tráfico, intoxicaciones y caídas son los percances más habituales en los menores, hecho contra el que más de cien profesionales de pediatría del País Vasco ilustran desde hace años a los padres en las consultas rutinarias.