La mejor medida es la preventiva.
No estoy de acuerdo con el uso de sprays gaseosos pues su eficacia es mínima, y su resultado peligroso. Por regla general, aun sabiéndolo aplicar, parte del gas se te queda impregnado en tu propia ropa, con las consiguientes molestias. Ni que decir tiene de las ráfagas de aire ocasionales, aspavientos del agresor, etc.
En primer lugar se debe formar a la gente que trabaja en esto (ya sea voluntaria o profesional) para prevenir las situaciones de riesgo y anticiparse a ellas. Si somos capaces de hacerlo con incendios, accidentes de tráfico, aglomeraciones de gente y demás actividades cotidianas de la protección civil, ¿por qué no aprender a hacerlo en el trato interpersonal?
El uso de armas (autorizadas), como podría considerarse el spray (no hablo de ámbito legal), es muy delicado. Si lo sabes manejar, puedes tener un tanto a tu favor. Si no, puede que le des más ventaja a tu oponente.
Por eso me empecino en que se debe formar para una prevención defensiva. Hay que saber evaluar los riesgos de seguridad de cada caso, y nunca jugársela a lo tonto. Esto no es una película, y como le digo a mis compañeros, si la policía no se mete a separar a unos tíos que se están peleando, ¿por qué nos tenemos que meter nosotros?
A veces pienso que este problema se da más en el caso de los voluntarios y de los novatos (en el buen sentido) por la ilusión y las ganas que le ponen, dando lugar a casos en los que se extralimitan en la asistencia.
En cualquier caso, que ya divago, lo importante es formarse, como con todo. Si hay que poner un curso de defensa personal a los integrantes de este tipo de servicios, se hace lo posible para proporcionárselo.
Aparte, como medidas de protección, pocas se pueden considerar como tales, salvo aprender ciertas costumbres que pueden ayudarnos a evitar situaciones de riesgo. Por ejemplo, formas de aproximación a los pacientes que permitan un tiempo de respuesta ante una eventual agresión, análisis del espacio privado del sujeto, análisis del entorno donde se produce la asistencia, y un poquito de lógica. Si tenemos a un paciente que ha sufrido una agresión y el agresor está cerca, no pensemos que por desempeñar una labor de ayuda el agresor no la va a pagar con nosotros, al contrario. Si le ha pegado una paliza a alguien es casi seguro que no le va a agradar que le estén curando.
Por último añadir que los que defendéis el uso de elementos adicionales (el spray, la linterna), deberíais considerar que podéis no estar tan entrenados en su adecuado manejo bajo situaciones de tensión (situacón más delicada de lo que parece). Y en caso de que lo estéis, vuestros compañeros no tienen porqué estarlo, con lo que vuestra solución no es válida. Volvemos al principio: el primer paso es formar y entrenar a la gente, en este caso en el área específica de la defensa personal.
PS: Sirva de referencia que en los años que llevo de servicio por las calles de Madrid capital (más de diez) solo he sufrido agresión en una ocasión, por ayudar a unos compañeros a salir de la boca del lobo como quien dice. Me he visto metido en situaciones comprometidas muchas veces, en varias ocasiones teniendo que ser escoltado por la policía, aguantar la presión social, y abandonar una escena por peligro inminente para la dotación hasta que la policía nos la hiciera segura. Como mencionaba otro contertulio en otro tema (sobre accidentes de tráfico), lo primero es nuestra seguridad, para así luego poder prestarle los mejores servicios al paciente. Así, primero nos protegemos y luego atendemos.