¡Ojalá siempre fuese así y todos pensásemos igual!. Por desgracia existen demasiadas excepciones. Sólo contaré como ejemplo lo que me sucedió la semana pasada.
Yo soy voluntario de Cuz Roja y nos avisarón de un vuelco en una localidad cercana. Nos dirigiamos al lugar y pasamos delante de la base de Protección Civil de dicha localidad, dotada de ambulancia. Ésta se encontraba dentro de la base con los prioritarios encendidos, pero parada porque subián a ella.
Antes de llegar a la puerta de la base existe una pequeña rotonda, pero con muy poca visibilidad, por lo que encendimos las sirenas.
Cúal fue nuestra sorpresa cuando al acercarnos a la salida de la base la ambulancia de Protección Civil (recuerdo que ibamos con prioritarios y sirenas) salió de tal forma que nuestro conductor tuvo que frenar bruscamente para no chocar y golpearles en la parte de atrás.
Lo peor es que dudaron y decidieron salir justo cuando nos encontrábamos cerca.
Pero sigue. Cuando vieron que ibamos a la misma intervención nos cerraron en varias curvas, y tomaron otra dirección que pensaban que iba a ser más rápida para llegar que nosotros. No fué así y cuando llegaron ya estábamos allí. La cara que tenían era de rabia y sorpresa al vernos allí.
El vuleco no fue tal, sino un alcance, con el resultado de un herido con esguince cervical y posible fractura de muñeca, y al ver que sólo había un herido se marcharon enseguida, casi sin saludar.
Lo que no entiendo es por qué si todos estamos para socorrer, se producen hechos como éste.
Para mí lo primero son los heridos, su atención, y si otro equipo llega (o va a llegar) antes que yo, mejor para los pacientes. Cuando yo llegue, ayudaré en lo que pueda.
Todos estámos para lo mismo y, aún perteneciendo a diferentes instituciones, somos compañeros.