ahieneso
e-mergencista novel
Hola.
Quería comentaros una intervención que tuvimos hace un par de semanas.
Recibimos en el parque un aviso del 112 por un accidente laboral en el que un obrero estaba atravesado por una varilla de acero de 6mm de grosor mientras estaba fabricando vigas de hormigón pretensado. En el proceso se estiran varillas de acero para que luego dentro de la viga, al tender a su posición natural aguanten más carga con menos sección. En el proceso se soltó un extremo de la varilla y saltó como un látigo (lamentables medidas de seguridad por parte de una empresa de las más punteras de Burgos) atravesando a un operario desde el glúteo izquierdo hasta el costado derecho. Ahora que sabemos que el herido está fuera de peligro podemos hacer el comentario, que no tiene intención de hacer gracia por mi parte; solo es para que os hagais una idea, repito sin humor negro ni nada, solo porque es muy gráfico, el hombre parecía un portero de futbolín.
No había nada de sangre, la entrada fue limpísima, no sabíamos que órganos podían estar afectados pero por la trayectoria os podeis imaginar que todas las precauciones eran pocas. Nuestra intervención se limitó a cortar la varilla, lo hicimos con herramienta propia de la fábrica, y ayudar en el transporte hasta la ambulancia; se puso un colchón de vacío y se hizo el traslado con el máximo cuidado posible. El proceso no tuvo ninguna complicación.
Días después supimos que, aunque seguía hospitalizado, el herido solo tenía afectado el intestino, ningún organo más, y estaba completamente fuera de peligro.
Lo que me sorprendió, y es por eso por lo que abro este tema, fue la tremenda serenidad de la víctima. Era plenamente consciente de lo que estaba pasando y aunque sentía dolor ("me habeis jodido un poco ahora" decía cuando le pusimos en la camilla) transmitió tranquilidad tanto a sus compañeros (que estaban en estado de shock) como al equipo de emergencias en incluso se permitió aconsejarnos sobre la mejor forma de usar la cizalla para cortar la varilla, porque "esta herramienta la conozco yo y si no la encajas bien corta fatal", llamó personalmente a su casa para que escucharan su voz y no se preocuparan; fue lo mejor porque sus compañeros, ya os digo, no podían ni articular palabra.
Volviendo hacia el parque hablamos de ello y el cabo comentó que este comportamiento es un mecanismo que tiene el cuerpo de supervivencia cuando la situación es muy grave. Yo pienso que precisamente por el nivel de consciencia y viendo el tipo de herida que tenía, otra persona se habría dejado llevar por el pánico y habría puesto las cosas muy difíciles. Seguro que vosotros teneis más elementos de juicio pero hasta ese día cuando un accidentado gritaba mucho ante las primeras maniobras de descarcelación sentía cierto alivio porque para mí era señal de que sus heridas a lo mejor no eran muy graves y en cambio me preocupaban mucho más los heridos tranquilos incluso sin lesiones aparentes...de hecho hace años y por una macabra coincidencia tuve la desgracia de atender en un accidente de tráfico a la madre de la persona que me entrenó para las pruebas físicas de la oposición; no protestó nada estaba tranquilísima, sin un rasguño, pero murió tres días despues por gravísimas lesiones internas.
Mi pregunta es si ese comportamiento del obrero accidentado es muy normal, si habeis visto casos similares de esa serenidad contagiosa. Yo todavía sigo pensando que no fue una respuesta fisiológica sino cuestión de un caracter excepcional. ¿Qué pensais vosotros?
Gracias.
Manolo.
Quería comentaros una intervención que tuvimos hace un par de semanas.
Recibimos en el parque un aviso del 112 por un accidente laboral en el que un obrero estaba atravesado por una varilla de acero de 6mm de grosor mientras estaba fabricando vigas de hormigón pretensado. En el proceso se estiran varillas de acero para que luego dentro de la viga, al tender a su posición natural aguanten más carga con menos sección. En el proceso se soltó un extremo de la varilla y saltó como un látigo (lamentables medidas de seguridad por parte de una empresa de las más punteras de Burgos) atravesando a un operario desde el glúteo izquierdo hasta el costado derecho. Ahora que sabemos que el herido está fuera de peligro podemos hacer el comentario, que no tiene intención de hacer gracia por mi parte; solo es para que os hagais una idea, repito sin humor negro ni nada, solo porque es muy gráfico, el hombre parecía un portero de futbolín.
No había nada de sangre, la entrada fue limpísima, no sabíamos que órganos podían estar afectados pero por la trayectoria os podeis imaginar que todas las precauciones eran pocas. Nuestra intervención se limitó a cortar la varilla, lo hicimos con herramienta propia de la fábrica, y ayudar en el transporte hasta la ambulancia; se puso un colchón de vacío y se hizo el traslado con el máximo cuidado posible. El proceso no tuvo ninguna complicación.
Días después supimos que, aunque seguía hospitalizado, el herido solo tenía afectado el intestino, ningún organo más, y estaba completamente fuera de peligro.
Lo que me sorprendió, y es por eso por lo que abro este tema, fue la tremenda serenidad de la víctima. Era plenamente consciente de lo que estaba pasando y aunque sentía dolor ("me habeis jodido un poco ahora" decía cuando le pusimos en la camilla) transmitió tranquilidad tanto a sus compañeros (que estaban en estado de shock) como al equipo de emergencias en incluso se permitió aconsejarnos sobre la mejor forma de usar la cizalla para cortar la varilla, porque "esta herramienta la conozco yo y si no la encajas bien corta fatal", llamó personalmente a su casa para que escucharan su voz y no se preocuparan; fue lo mejor porque sus compañeros, ya os digo, no podían ni articular palabra.
Volviendo hacia el parque hablamos de ello y el cabo comentó que este comportamiento es un mecanismo que tiene el cuerpo de supervivencia cuando la situación es muy grave. Yo pienso que precisamente por el nivel de consciencia y viendo el tipo de herida que tenía, otra persona se habría dejado llevar por el pánico y habría puesto las cosas muy difíciles. Seguro que vosotros teneis más elementos de juicio pero hasta ese día cuando un accidentado gritaba mucho ante las primeras maniobras de descarcelación sentía cierto alivio porque para mí era señal de que sus heridas a lo mejor no eran muy graves y en cambio me preocupaban mucho más los heridos tranquilos incluso sin lesiones aparentes...de hecho hace años y por una macabra coincidencia tuve la desgracia de atender en un accidente de tráfico a la madre de la persona que me entrenó para las pruebas físicas de la oposición; no protestó nada estaba tranquilísima, sin un rasguño, pero murió tres días despues por gravísimas lesiones internas.
Mi pregunta es si ese comportamiento del obrero accidentado es muy normal, si habeis visto casos similares de esa serenidad contagiosa. Yo todavía sigo pensando que no fue una respuesta fisiológica sino cuestión de un caracter excepcional. ¿Qué pensais vosotros?
Gracias.
Manolo.