refer
e-mergencista experimentado
Mañana 19 de Septiembre se cumplen 20 años del fatidico terremoto de la ciudad de México.
En resumen:
Sólo 120 segundos fueron suficientes para que la naturaleza destruyera lo que llevó décadas en la construcción en una de las ciudades más grandes del mundo.
Aunque no se ha disipado la amenaza de un sismo de grandes magnitudes, hoy sí existe una cultura de la Protección Civil y una clara conciencia de que para la capital del país los temblores de tierra han sido y seguirán siendo su principal riesgo
Espeluznantes fueron las crónicas radiofónicas de aquel Hospital Juárez en el Centro Histórico de la capital, en las que transmitían testimonios de los gemidos de moribundas víctimas que pedían ayuda debajo de lozas de concreto del derruido edificio
Casi 10 mil seres humanos, de todas las edades, perdieron la vida sin contar con ningún elemento para defenderse frente a la furia de la naturaleza
Notimex México.- "México sigue en pie", decían hace 20 años las leyendas colocadas en vehículos oficiales y anuncios, después del terremoto del 19 de septiembre de 1985.
Y la solidaridad de los mexicanos lo mantuvo ante la magnitud de la que hasta hoy ha sido la peor tragedia de la historia moderna del país.
Sólo 120 segundos fueron suficientes para que la naturaleza destruyera lo que llevó décadas en la construcción en una de las ciudades más grandes del mundo. La furia de dos sacudidas 8.1 y 7.6 grados en la escala de Richter dejó sin casa a 50 mil familias, 40 mil lesionados que debieron ser hospitalizados y 41 mil millones de pesos en pérdidas materiales.
Las autoridades reconocieron entonces 9 mil 500 muertos, 150 mil damnificados, 53 mil edificios afectados, de los cuales 757 se colapsaron y tuvieron que ser demolidos; daños millonarios en infraestructura, vivienda y servicios públicos que paralizaron a la ciudad.
Fue una dura lección que aprendimos los mexicanos, cuyo saldo difícilmente podría repetirse.
Aunque no se ha disipado la amenaza de un sismo de grandes magnitudes, hoy sí existe una cultura de la Protección Civil y una clara conciencia de que para la capital del país los temblores de tierra han sido y seguirán siendo su principal riesgo.
Fueron días de duelo nacional. La situación había salido del control gubernamental. Toda previsión fue rebasada por mucho y solamente el gran "Ejército de Auxilio y Solidaridad" que integraron miles o millones de mexicanos hizo posible el rescate de cientos de víctimas que por días permanecieron debajo de los escombros.
Espeluznantes eran las crónicas radiofónicas de aquel Hospital Juárez en el Centro Histórico de la capital, en las que transmitían testimonios de los gemidos de moribundas víctimas que pedían ayuda debajo de lozas de concreto del derruido edificio.
Otros edificios públicos que destruidos fueron los de las secretarías de Comunicaciones y Transportes (SCT) y de Comercio y Fomento Industrial (Secofi).
El edificio Nuevo León, en Tlatelolco, el multifamiliar Juárez; los condominios de la colonia Doctores, el Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS, los hoteles Regis y Del Prado se derrumbaron uno frente a otro en esa mañana sobre avenida Juárez.
Estos son solamente algunos de los inmuebles que a lo largo y ancho de los 23 kilómetros cuadrados que ocupa el Distrito Federal desaparecieron. Representan lo cuantificable, lo reconstruible, lo material, lo monetario.
Mas en ese mismo momento casi 10 mil seres humanos, de todas las edades, perdieron la vida sin contar con ningún elemento para defenderse frente a la furia de la naturaleza.
En resumen:
Sólo 120 segundos fueron suficientes para que la naturaleza destruyera lo que llevó décadas en la construcción en una de las ciudades más grandes del mundo.
Aunque no se ha disipado la amenaza de un sismo de grandes magnitudes, hoy sí existe una cultura de la Protección Civil y una clara conciencia de que para la capital del país los temblores de tierra han sido y seguirán siendo su principal riesgo
Espeluznantes fueron las crónicas radiofónicas de aquel Hospital Juárez en el Centro Histórico de la capital, en las que transmitían testimonios de los gemidos de moribundas víctimas que pedían ayuda debajo de lozas de concreto del derruido edificio
Casi 10 mil seres humanos, de todas las edades, perdieron la vida sin contar con ningún elemento para defenderse frente a la furia de la naturaleza
Notimex México.- "México sigue en pie", decían hace 20 años las leyendas colocadas en vehículos oficiales y anuncios, después del terremoto del 19 de septiembre de 1985.
Y la solidaridad de los mexicanos lo mantuvo ante la magnitud de la que hasta hoy ha sido la peor tragedia de la historia moderna del país.
Sólo 120 segundos fueron suficientes para que la naturaleza destruyera lo que llevó décadas en la construcción en una de las ciudades más grandes del mundo. La furia de dos sacudidas 8.1 y 7.6 grados en la escala de Richter dejó sin casa a 50 mil familias, 40 mil lesionados que debieron ser hospitalizados y 41 mil millones de pesos en pérdidas materiales.
Las autoridades reconocieron entonces 9 mil 500 muertos, 150 mil damnificados, 53 mil edificios afectados, de los cuales 757 se colapsaron y tuvieron que ser demolidos; daños millonarios en infraestructura, vivienda y servicios públicos que paralizaron a la ciudad.
Fue una dura lección que aprendimos los mexicanos, cuyo saldo difícilmente podría repetirse.
Aunque no se ha disipado la amenaza de un sismo de grandes magnitudes, hoy sí existe una cultura de la Protección Civil y una clara conciencia de que para la capital del país los temblores de tierra han sido y seguirán siendo su principal riesgo.
Fueron días de duelo nacional. La situación había salido del control gubernamental. Toda previsión fue rebasada por mucho y solamente el gran "Ejército de Auxilio y Solidaridad" que integraron miles o millones de mexicanos hizo posible el rescate de cientos de víctimas que por días permanecieron debajo de los escombros.
Espeluznantes eran las crónicas radiofónicas de aquel Hospital Juárez en el Centro Histórico de la capital, en las que transmitían testimonios de los gemidos de moribundas víctimas que pedían ayuda debajo de lozas de concreto del derruido edificio.
Otros edificios públicos que destruidos fueron los de las secretarías de Comunicaciones y Transportes (SCT) y de Comercio y Fomento Industrial (Secofi).
El edificio Nuevo León, en Tlatelolco, el multifamiliar Juárez; los condominios de la colonia Doctores, el Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS, los hoteles Regis y Del Prado se derrumbaron uno frente a otro en esa mañana sobre avenida Juárez.
Estos son solamente algunos de los inmuebles que a lo largo y ancho de los 23 kilómetros cuadrados que ocupa el Distrito Federal desaparecieron. Representan lo cuantificable, lo reconstruible, lo material, lo monetario.
Mas en ese mismo momento casi 10 mil seres humanos, de todas las edades, perdieron la vida sin contar con ningún elemento para defenderse frente a la furia de la naturaleza.